En casa de herrero, azadón de palo; así reza el refrán cuyo significado es hacer patente la ironía que cuando damos consejos o hacemos cierta actividad para mejorar la vida de otros, no solemos quedarnos con esos consejos por estar más preocupados de los demás que de uno mismo. En muchos casos sucede, pero no es el caso de todos, al menos no mío. El hecho de que aconseje como deben procurar organizar sus vidas, no es otra cosa que el reflejo de mi propia búsqueda personal en balancear los distintos aspectos de mi vida. Claro hay que dejar claro una cosa, soy congruente al hablar de organización, pero no soy la Martha Stewart mexicana o cosa parecida, mis rincones, repisas y cajones no lucen como foros de revista. No digo, que no pueda ser posible, solo digo que en mi caso, mi sistema de organización es funcional, no ideal. Para valorar que importancia tiene lo funcional sobre lo ideal o viceversa hay que establecer ciertos parámetros de acuerdo a tu propia habilidad y expectativa.

La persona visual. Es aquella que quiere que todo luzca no solo ordenado, también debe tener cierto atractivo visual, ya sea por el colorido de los recipientes para, organizar, por el acomodo de menor a mayor, por el agrupamiento de acuerdo a las formas o color.

La persona perfeccionista. Quizá podríamos definir a esta persona como la que tiene un determinado grado de conductas obsesivas compulsivas. No solo apelan por el lado estético del orden, además debe corresponder a un estricto control sobre lo ordenado y el sistema completo de organización. Su gran problema, sin ser yo un experto en psicología, es que no se permiten un respiro fuera de agenda ni un botón fuera de lugar; les provoca demasiado estrés, a grados que pueden resultar incapacitantes especialmente porque sus relaciones con la gente que los rodea se vuelven tensas al tener que compartir los espacios. Se que los amantes del orden podemos tener estas tendencia, por lo que es de suma importancia aspirar a la funcionalidad no a la perfección, después de todo la perfección es cosa divina.

La persona pragmática. Se enfoca a los sistemas y su funcionalidad, lo más importante es que todo funcione correctamente, no importa que el  aspecto estético no se cumpla a cabalidad, pues estiman mucho más que les facilite la vida y no que les endulce la mirada. Para este tipo de individuos el valor del orden sobrepasa el placer que pueda provocar una organización colorida o vistosa, pues buscan el principio de que dentro del orden hay belleza.

Lo que yo creo. Inclinarnos por la vista, por el pragmatismo o por la perfección, al menos para mí no hace una buena organización. La verdadera organización debe tener balance, debe combinar un poco de atractivo visual, otro buen porcentaje de funcionalidad y solo un toque de aspiración a la perfección. Yo no creo en tener una despensa de revista, no me malinterpreten, admiro esos espacios dónde nada esta fuera de lugar, pero llevo una vida agitada y estresante, no quiero que mi interés por una despensa perfecta, sea motivo para tener un pleito en casa o que yo termine en una charada psicótica persiguiendo a alguien con un cuchillo de carnicero mientras se esconde detrás de la cortina de baño. Busco un sistema de organización sencillo, llevadero con algo de coquetería simple.

Organizar nuestro espacio es un asunto personal o colectivo sea que vivas sola o en familia. De cualquier modo, el objetivo es hacer nuestra vida placentera y sencilla. En la medida que tu sistema de organización permita lograr dichos objetivos, no importa el resultado final, ni que este sea equiparable al de otra persona o a la foto de una revista. Si por el contrario tu nivel de ansiedad aumenta con la implementación de el sistema, especialmente a la hora de mantenerlo, es importante hacer una pausa, respirar, valorar todo el conjunto y hacer los ajustes necesarios, no quiero que conviertas tu vida en un remedo de la película Durmiendo con el Enemigo, donde Julia Roberts huye del marido controlador y obsesivo que a cambio de maltrato, hace que ella tema el que los alimentos enlatados no tengan sus etiquetas alineadas, entre otras manías. Organizarnos es acerca de encontrar balance en nuestra vida, como individuos que somos, nuestros métodos deben ser también únicos a cada quien.