Te puede contrariar tal vez un poco el que hable de la organización en la calle, sobre todo porque no crees que tal concepto exista; se conoce como urbanidad. Ese conjunto de reglas de convivencia es un sistema organizacional para poder vivir e interactuar con otras personas, especialmente extrañas, de manera cordial y pacífica. Al crecer día a día las ciudades y los pueblos, sobre todo de manera desordenada como sucede en la mayoría de los casos, empezamos al olvidar que el espacio público, la calle, nos pertenece a todos pero es responsabilidad de todos mantenerlo afable para todos los que nos servimos de él.

La verdad que se hace necesario tener orden en la calle, conocer las mínimas reglas de urbanidad puede garantizarlo, más ahora que vivimos en una época en que las ladies y los gentlemen se aparecen en redes sociales, vía videos e historias no documentadas digitalmente. No caigamos en esas maneras de conducirnos, tampoco admiremos a quienes se ostentan poderosos, debemos ser sensatos y congruentes. El primer paso a dar es aplicar aquello de no hacer lo que no queremos que nos hagan. Respeto a las personas, a sus diferencias y a sus afinidades. La observancia de la urbanidad debe siempre estar acompañada de la misma observancia de la ley, de los reglamentos y las normativas. Al circular nuestro vehículo debemos acatar las reglas de tránsito. Al limpiar nuestra banqueta, sigamos las normas en cuanto a limpieza y manejo de desechos aplicados en nuestra localidad.

Dejemos de lado esa idiosincrasia tan propia de nuestro pueblo, no porque el vecino lo hace, está bien hacerlo yo. No porque otros se brincan la fila de espera, debemos imitarles. No porque haya quién se considere superior a toda norma de convivencia o inclusive ley, recorramos su camino. Brincarnos las trancas como vulgarmente decimos en México ha dado como resultado, una sociedad fracturada, una población carente de civismo, desconocedora de principios cuyos ideales están fijos en conductas nada deseables. Mostrar que tengo urbanidad para tratar a los demás dentro de casa y fuera de ella, es la mejor, sino la única manera viable de recuperar el orden en la calle, es nuestra herramienta para tener una organización como comunidad, como pueblo, como sociedad.

La organización lejos de ser el acomodo de cosas pequeñas y grandes por color, tamaño y función, es el establecimiento de sistemas para mejorar nuestra calidad de vida. Entendamos que esa calidad de vida debe ser el objetivo para vivir en paz y felices, por lo que resulta importante que dicha calidad se vea reflejada desde el interior de nuestra vivienda hasta el exterior conformado por nuestro espacio público. Sembrando el gusto por el civismo hoy, sentaremos las bases para ver frutos en la organización de la calle, en la organización de la ciudad, permeando a todo nuestro territorio que tanta falta hace.

¿Tú, te preocupas por organizar todos tus entornos? ¿Consideras que la organización de la calle es parte de nuestra organización personal? Comparte tus sentimientos sobre el tema.