Vivimos en un mundo dominado por la publicidad. Esa publicidad nos invita a consumir, pues al final de cuentas es lo que hacemos los humanos, consumimos. En ciertas ocasiones, el impulso por adquirir cosas nos lleva a no tener autocontrol, no podemos resistir, los anuncios son tan coloridos, los protagonistas se ven tan felices y al cabo de un tiempo ya no necesitamos la publicidad, por si solos sentimos la necesidad de comprar para ser alguien y porque se supone que es lo que se espera de nosotros. En casos severos podemos llegar a saturar tarjeta de crédito, pues como […]