Mucha gente sueña con la casa ideal, por lo regular esa casa ideal, sin importar su estilo o amenidades, es una casa grande. Sucede que generalmente compramos la idea de que la casa y su tamaño, son directamente proporcionales a la felicidad adquirida. De niño viví en casa grande pero desde la adolescencia y ahora en mi vida adulta las casas que he habitado son pequeñas. En esa dimensión de espacio, aprendí que vivir en pocos metros cuadrados es en si, una delicia.

Vivir en pequeño te obliga a llevar el orden; la organización de la casa y la acumulación deben tener niveles bien claros. Hay menos espacio para guardar cosas, hay menos espacio para colocar muebles, pero hay más oportunidad para ser creativos con las soluciones de almacenaje. Al no tener tantos clósets, no tenemos el pretexto para ocultar nuestros excesos, de tal modo que tenemos que conservar aquello que requerimos, aquello que tiene un propósito en nuestra vida, aquello que es funcional. Claro que hay un poco de lugar para las cosas bellas o sentimentales.

Nuestra casa es una casa típica de producción en serie y presupuesto barato, entiéndase, son dos recámaras con clósets de regular tamaño y un salón que hace las veces de sala, comedor y cocineta. Las opciones de almacenamientos no son muy amplias, por lo que en su momento fue importante no desperdiciar ni un poco el espacio para guardar cosas. Pero no solo tener dónde guardar cosas es el elemento rector cuando tienes un lugar pequeño.

Mantener organizado todo, tener un sitio para cada cosa y mantener a raya la probable acumulación de cosas, van de la mano con cajones, armarios y baúles. Mi clóset por ejemplo tiene un tamaño determinado para alojar camisas y pantalones colgados, ese espacio es fijo y las prendas que poseo deben ajustar perfecto, puedo tener menos piezas y dejar holgado el hueco pero la idea es nunca tener más ropa de la que puede contener ese mismo espacio. Esa es mi medida para la ropa colgada, para los blancos pasa igual, tengo espacios determinados, para utensilios de cocina, lo mismo; películas, discos de música, etc. Cada rubro tiene su espacio para ser guardado o exhibido según el caso, si voy de compras implica que deberé tener un espacio en casa para guardar esas cosas que adquiera; en caso de no tenerlo hago el compromiso de deshacerme de lo que menos uso o aquello que dejó de tener una utilidad, así lo nuevo tendrá cabida. Y si no hay modo de guardar lo que pensaba comprar, hago una reflexión y analizo por qué quiero comprarle, en caso de que sea por impulso o capricho y no hay lugar para eso, simplemente regreso a colocarlo donde lo tomé.

Cuando violamos la regla de tener espacio para guardar nuestras cosas y adquirimos más, empezamos a acumular y en cosa de nada ese acumulamiento se sale de control. Necesitamos llevar a cabo la táctica de que por cada cosa nueva se debe eliminar una, especialmente si el espacio es reducido. Ahora, que la casa sea grande no quiere decir que puedes adquirir hasta llenarla, la idea es seguir la misma regla, así, pequeña o grande la casa siempre será un santuario de paz y orden. Mi experiencia de vivir en pocos metros, me ha permitido planear mejor mi tiempo y organización, pues hay menos cosas que limpiar, menos mantenimientos que dar. Sea casa chica o grande, la organización del hogar te permitirá disfrutar más de él.

El artículo “Vivir en pocos metros cuadrados” escrito por Nacho Eguiarte apareció publicado primeramente en NACHOrganiza Blog de Organización Profesional en Español.