“Ahorita para nosotros no es más rápido que ahora, procrastinar o postergar, es parte de nuestra idiosincrasia, lo tenemos impreso en la mente”

Una madre a su hijo

-Hijo ve a la tienda y compra los refrescos

Un jefe a su asistente

-Hay que traer los documentos para el expediente

Una persona desorganizada a su mente

-Hay que arreglar este desorden

La respuesta de todos es por regla general, “ahorita”. Sabemos bien lo que quiere decir en realidad; al rato, más tarde, después. Ese ahorita es sinónimo de procrastinar o postergar las acciones a realizar.

Tenemos perfectamente impreso en nuestra propia idiosincrasia, que el ahorita es un adverbio, que permite una flexibilidad de tiempo tan pequeña como tan amplia queramos. Lo mismo pueden ser pocos segundos como varias horas. Nos gusta procrastinar, nos gusta demorar, o, simplemente nos reusamos tomar acción. Es una de las razones por las que a muchas personas les es tan difícil mantener organizados sus espacios, porque siempre, de manera milagrosa, encuentran cosas de mayor importancia, o mejor dicho, de más entretenimiento. Postergan porque les resulta molesto o aburrido tomar cartas en el asunto.

PROCRASTINAR

Pues bien, para evitar que los deseos de procrastinar te ataquen, más de lo necesario, podemos establecer algunos auxiliares, que si bien te van a ayudar en todas tus actividades de organización, puedes muy bien, aplicarlos a cualquier actividad que te parezca aburrida, indeseable o simplemente hay postergado hacer.

Primero lo aburrido. Encuentro que hacer las cosas más aburridas, aquellas que no deseo hacer o incluso las que son mucho más pesadas primero, hace que el resto de las tareas por realizar, fluyan de manera más sencilla y prácticamente sin esfuerzo. Adicional a ello, considerar hacer primero lo que nos desagrada, es motivo suficiente para hacerlo sin demorar, es como un plato de comida, lo que nos gusta más, siempre lo dejamos para comerlo al final, lo mismo pasa con el postre. Así que si haces primero lo que no te gusta, más pronto podrás hacer lo que si.

La música acompaña. Había una canción que decía, la vida es mejor cantando, y bueno para organizar las tareas son menos pesadas escuchando música. Pon música que sin ser estridente te motive a la actividad. Deja las canciones de rompe y rasga, como les llamo yo, o melancólicas para cuando bebas el té. La música hace que nuestro cerebro se ponga más contento y activa al cuerpo, lo que hace las tareas más insulsas, un evento disfrutable.

Recompensas gratas. ¿Recuerdas el, “si te portas bien te doy una golosina”? Bueno, haz lo mismo, recompénsate cada que hagas algo que te desagrada, tomando una bebida deliciosa, mirando una película, una ducha con aromas, que se yo. Así tendrás más ganas de terminar las tareas; podrías incluso aumentar el tipo de recompensa en base a su dificultad o envergadura.

Cuartos de hora. Usa periodos de 15 minutos para hacer esas tareas. Con 15 minutos por la mañana y 15 por la tarde para realizar cosas poco gratas, pero con constancia, ayuda a completar lo que haya por hacer. Con esos pasos cortos, después de varios días habrás avanzado tremendo trecho y sobre todo, habrás vencido la aversión. Este método es particularmente bueno, con tareas que se vuelven recurrentes como la organización y la limpieza.

PROCRASTINAR

Basta de procrastinar, a un lado la apatía o la pereza, postergar solo hace que todo sea más difícil y más desagradable, así que manos a la obra.