No creo que este compromiso necesite mucha explicación, pero vamos mi deber es dar un poco de luz a estos temas, pues el hecho de que sea evidente no quiere decir que todos lo hayamos practicado, y no lo digo por egoísmo sino porque a veces de tan obvio puede pasar inadvertido. La verdadera felicidad no esta en recibir, está en dar; haz el bien sin mirar a quien; dar del corazón; son estás entre otras, muchas de las frases que conocemos acerca del poder de dar. Efectivamente, no hay como está época para honrar no solo lo que podemos recibir como regalo, también lo que podemos otorgar a los demás, especialmente a esos que no son tan favorecidos como nosotros.

Donar es un acto de amor, es un acto de valentía, es un acto de respeto a los demás. Vivimos en un mundo tan egoísta en el que se nos enseña y ensaña la cualidad del consumismo, del espacio personal, de la autocomplacencia, de tener para ser alguien, de poseer para ser respetado. Olvidamos valores de la vieja usanza, nos olvidamos que tener éxito en la vida, no depende de cuanto ganamos, del tamaño de nuestra casa o de lo nuevo de nuestro vehículo, tampoco depende de lo cara que es la ropa que portamos. El éxito en la vida consiste es estar bien con nosotros mismos primero en un plano más que nada espiritual (no hablo de religión) y luego de estar bien con nuestro entorno, donde se incluyen personas, animales, hábitat en general. Pero nuestra visión no debe ser angosta, debe ser amplia, si vivimos en nuestra burbuja para no conocer del sufrimiento ajeno, estamos siendo irresponsables con una de las misiones más importantes de la vida que es ser cada día un mejor ser humano.

La donación es un método de asegurarnos que cada uno hacemos nuestra parte, que cada uno tocamos las partituras en la orquestación de la vida diaria. Procurar un poco de nosotros a aquellos que tienen mucho de nada y que no tienen en muchas ocasiones ni voz, ni voto, ni oportunidad, es una forma de aprender a ser mejores seres humanos. No importa quién es el recipiente de nuestra ayuda, los ancianos, los niños, las mujeres golpeadas, los indigentes, los animales, el medio ambiente; todos tienen su voz acallada por las injusticias o por las circunstancias peculiares de su vida.

En la cuestión caritativa, soy una persona muy dura, muy analítica, yo no dono un peso a fundaciones nacidas del capitalismo y manejadas por la mercadotecnia porque mi regla ha sido que la caridad se hace porque nace, no se fabrica, no se publicita como estandarte para que otros aplaudan, es un acto desinteresado y sobre todo personal y muy íntimo. Eso no quiere decir que tu no lo hagas, a mi me gusta saber a donde para mi donación, por eso lo hago con gente que hace el bien sin pertenecer precisamente a una asociación, más bien a una causa; pero si a ti te nace hacerlo con una institución está bien, la cuestión es ayudar y la ayuda se presenta en tan diversos modos que no podemos simplemente decir este es el bueno.