La gente que no está familiarizada con la organización piensa que se necesitan habilidades especiales para poder realizarla y por eso se formulan varios mitos de la organización que en esta ocasión trataremos de desbancar. Hay que dejar de lado esos mitos que sólo detienen a aquellos que quieren organizarse de hacerlo, tenemos que ver que la organización más allá de habilidades requiere un poco de disciplina y poner manos a la obra.
Utilizar contenedores logrará que todo esté organizado. Este es uno de los mitos básicos mas arraigados, la gente piensa que por el hecho de tener todo guardado en cajas, en contenedores de plástico o en algún otro tipo de sistema de almacenaje vamos a garantizar la organización. Ser organizado consiste no solamente en mantener las cosas ordenadas fuera de la vista en estanterías o en armarios; la organización se trata de sistemas de funcionalidad, de poder acceder a todo lo que necesitamos en el momento que lo requerimos de manera fácil. Se puede tener todo guardado en cajas y no por ello estar organizado, pues en ellas podríamos contener cuanta cantidad de abarrotamiento querramos sin siquiera saber que hay en ellas convirtiendo la búsqueda de algo necesario en un caos de proporciones descomunales.
Ser desordenado es ser desorganizado. En ocasión anterior he hablado de aquellas personas que desafían la lógica y que a pesar de tener en aparente desorden su escritorio o espacio de trabajo, tienen una capacidad asombrosa de saber en dónde está todo y que estatus guarda cada documento o asunto de oficina. Hay una distinción entre ser desordenado y ser desorganizado, pues el desorden es el desacomodo de los objetos que utilizamos en el día a día; la desorganización por su parte es la carencia de sistemas de función y eso tiene que ver mucho con un estado mental que no marca prioridades y no tiene control sobre su orden del día y menos que ver con la carencia de acomodo o lugares específicos para cada cosa. Puedes ser desordenado sin ser desorganizado, pero es prácticamente imposible ser desorganizado y mantener en posición cada objeto en tu ambiente.
Hay que tirar para organizar. Comúnmente se piensa, especialmente por los contenidos de programas de organización y acumulamiento en televisión, que es indispensable hacer redada a las cosas que poseemos para aventarlas por la borda y generar con ello un lienzo en blanco para empezar a organizar; nada más falso. El acto de deshacerse de posesiones es parte de un ejercicio de liberación personal, que ayuda a tener control sobre la vida, aprendiendo a desprenderse de la idea de que las cosas son las que otorgan control sobre ella. Para organizar no es necesario deshacerse de las cosas siempre que se cumpla la condición de entender que el control sobre la vida misma lo ejercemos desde nosotros mismos y que no depende de que se posea algo para materializar ese control. Las cosas son inanimadas, por eso no pueden controlar nada, su valor no es intrínseco, el valor lo tasa la persona pero nunca debe creerse que ese calor genera control, es solo una idea confortable pero no cierta. Se puede organizar sin tirar, pero la idea de llevar una vida más ligera es dando prioridad a la vida no a las cosas materiales y afrontando el hecho de que el lugar donde vivimos tiene un espacio determinado que no crece conforme haya más y si crece en calidad habiendo menos.
Si está listado se da por hecho. Las listas de cosas por hacer son importantes, pues nos ayudan a llevar un registro de aquello que tenemos pendiente, son nuestro planificador más sencillo e inmediato. Las listas por si solas no hacen que el trabajo se haga, son meramente un despliegue escrito, una serie de pasos, una receta para que las cosas se realicen sin olvidar ni brincar nada. Poner en listas las actividades nos confiere control pero de ninguna manera son un conjuro para que todo se haga mágicamente, cada uno de nosotros debe tomar responsabilidad de la lista y hacer que la magia suceda, haciendo todo lo que indica para que al final el resultado sea una lista tachoneada.
Multitarea sinónimo de productivo. Este punto es uno que hasta a mi me conflictúa un poco; soy partidario de ser multitarea, me gusta atender varias cosas a la vez pues me agrada la sensación de tener las cosas hechas en tiempo y forma. ¿Me hace más productivo? No necesariamente. Para ser multitarea tienes que tener una habilidad para conectarte a una actividad y desconectarte en un santiamén para conectarte de inmediato a otra actividad y así una y otra vez. El gran problema que para la mayoría esto tiene el gran coste de generar una tremenda desconcentración y falta de enfoque. Yo confieso que cuando no pongo mis cinco sentidos en el proceso de multitarea, termino haciendo las cosas en automático con el gran riesgo de no empaparme debidamente en lo que hago con la consabida falta de información. Se puede ser multitarea pero cumpliendo un par de condiciones; la primera tener multitareas afines que se relaciones entre sí o que se refieran a un mismo proyecto; la segunda es que debemos invertir más atención y energía para no perder hilo y hacerlo por periodos no prolongados de tiempo.
Ya con estos datos nos damos cuenta que lo mitos infundados de la organización son el principal temor en algunos casos o la principal causa de falla en otros para no triunfar en esta materia.