Urbanidad es la habilidad aprendida para comportarnos cortésmente en circunstancias que afecten a los demás. Es recordar que no somos el centro del universo.
ADVERTENCIA: Esta es una publicación con contenido no apto para personas impresionables, pues su lenguaje pudiera ser ofensivo, especialmente para los hombres.
Hecha la aclaración, debo decirles que esta ocasión abordaré un tema de urbanidad y buenos modales. Si, yo sé que se sale de los tópicos habituales que suelo tocar. También sé que sonará a queja amarga. Es un trabajo duro y sucio pero es justo que alguien, en este caso yo, me dedique a hacerlo. Tengo seguridad que muchas mujeres estarán de acuerdo conmigo.
Hombres Carentes de Urbanidad
Establezco en primer ligar que soy hombre y que hablaré de otros hombres. Eso puede generar animadversión hacia mi, pero correré el riesgo. Creo en el fondo de mi corazón, mente o vísceras, que hay montones de hombres que consideran que la urbanidad no es ni un arte perdido, ni una pérdida de tiempo, mucho menos reglas arcaicas inútiles en el siglo XXI; está bien, puede que algunas de ellas lo sean. No puedo comprender cómo los caballeros (de serlo) no son capaces de pensar que el mundo no gira alrededor se sus gónadas, que hay un mar inmenso de personas, mujeres y hombres, y que para convivir en paz, debemos tomarnos en cuenta; no importa si es en los pequeños detalles o en los grandes.
Orinando Durante El Viaje
Anticipé que tendría un lenguaje fuerte. No puede ser de otro modo. He tenido la fortuna de viajar por varios medios, avión, autobús, tren y barco. No puedo estar más que agradecido. Lo que no agradezco y de hecho detesto, es meterme en esos minúsculos cubículos sanitarios y tener que orinar o defecar en ellos. Son incómodos, estrechos, además que el estar en un vehículo en movimiento no lo hace fácil. Por eso llegar a uno y darme cuenta que uno o varios hombres han desahogado la vejiga antes que yo, y que han tenido la osadía de hacerlo de pie, es sumamente molesto. A mí como hombre me resulta deleznable, imagino que a las mujeres no puede parecerles menos que abominable. Enfrentemos el hecho que son sanitarios para ambos géneros, por lo que debemos atender reglas de urbanidad para no agredirnos. Nadie, de verdad les digo, nadie encuentra gracioso o agradable mojar la piel o las prendas en líquidos ajenos. Entonces dejen de orinar de pie, hay que permanecer sentados; si en condiciones normales terminamos fallando el tiro ¿qué rayos pensamos creyendo que con el bamboleo los resultados serán mejores? No importa que sentarse sea “para mujeres” (entrecomillo para evitar ataques) por favor, tengan urbanidad y permanezcan sentados, así nadie tendrá la necesidad de limpiar antes de hacer sus necesidades.
El Mingitorio No Muerde
De verdad que no lo hace. Esa pieza de hermosa porcelana blanca no muerde. No se dejen intimidar, su forma es meramente funcional. Pueden acercarse. No jueguen competencia ente ustedes varones para ver quién tiene mejor puntería. Eso déjenselo a Ronaldo, a Messi a deportistas profesionales cuyas ganancias millonarias dependen de si tino. Como hombre es desagradable tener que andar de puntillas al acercarme al mingitorio para no embarrar mis suelas. No es menos agradable para otros hombres que tienen por tarea limpiar ese desorden del piso; mucho menos si la que limpia es una mujer. No porque “les paguen para limpiar” tenemos el derecho de hacerles más pesada una tarea que a nadie le gusta hacer y que se hace por necesidad.
[Tweet “A La Hora De Usar El #Mingitorio Hay Que Atinarle Al Hoyo. #Urbanidad”]
Carreño Está Muerto La Urbanidad No
Probablemente han escuchado mencionar el Manual de Carreño (versión adaptada). Bueno Manuel Antonio Carreño fue un caballero venezolano del siglo XIX quien dedico esfuerzos para publicar un manual que contiene lo que en su momento eran buenos modales. Ha pasado más de un siglo desde su publicación, pero aunque muchas de sus normas resultan inoperantes o hasta ridículas hoy en día, dejaron un legado que permite que podamos convivir en paz, sin importar credos o condiciones socioeconómicas o culturales. Él está muerto, la semilla que sembró se niega a morir. Se han modificado y actualizado muchas de esas normas. Otras normas de urbanidad se han creado, pero siempre teniendo en mente que ninguna persona es centro del universo y que no somos más valiosos unos de otros. Se trata de convivir en paz, con reglas básicas que eviten agresiones o situaciones desagradables. Si quieren saber más del Manual de Carreño sigan esté vínculo.
[Tweet “El Manual De Carreño Podrá Ser Anticuado Pero Muchas Reglas De #Urbanidad Son Pautas De Cortesía”]
Permanecer sentado la próxima vez que usen el sanitario, sea público, privado, propio, ajeno, en tierra o en un medio de transporte, es una excelente regla de urbanidad. Incluso en la propia casa, las mujeres les agradecerán y muchos hombres también. Gracias por permitir expresar mi molestia y si encontraron ofensivo este contenido, les presento una sincera disculpa.