Zona de confort, ese paraíso al que aspiramos para estar serenos. Si bien es un nirvana, puede convertirse en un espejismo que seduce aniquilando el desarrollo.

zona de confort

La vida acontece a cada momento. El momento transcurrido es pasado ya. El que aparenta venir es el futuro. La verdad es que solo el presente importa. Sin embargo dentro de la importancia del presente, también está la de la zona de confort. Ese dulce punto en donde logramos la serenidad de la vida. Ahí donde nos sentimos a todo dar. Donde no imperan angustias ni problemas, solo el suave arrullo de la tranquilidad. Claro, esa tranquilidad se tambalea en ocasiones sin dejar de ser apreciada.

Afuera de la zona de confort

La vida pasa afuera de la zona de confort. Afuera de esa burbuja es donde se agita el caos, la incomodidad momentánea, el cambio. El cambio, acción que nos da miedo hasta mencionar. Si, es intimidante sin embargo, sin cambio no hay evolución. La arena de sílice tiene que ser perturbada de su estado para ser algo más. Se le ha de someter a temperaturas altísimas para crear vidrio líquido, añadiendo claro algunos aditivos. Una vez más, será perturbada su nueva forma para infundirle aire y crear una esfera. Sometida a fricción se le da la forma. Una vez hecho esto, se deja enfriar para revelar su nuevo estado. En el ínter pudo sufrir un resquebrajo, requiriendo ser sometida al mismo estrés las veces necesarias para conseguir el objetivo.

Pinté la raya a mi propia zona de confort

Yo venía de estar estacionado en una zona de confort. Muy a gusto me la estaba pasando. Solo que la vida tan sabia me envió una oportunidad, de hecho, varias. Estas hicieron de emisarios y decidí tomarlas. Eso me tiene ahora mismo envuelto en tareas que hasta hace dos meses me eran desconocidas. No voy a mentirte, me dan miedo, mucho miedo. Miedo porque puedo tropezar y romperme. Temor al fantasma del fracaso, e inclusive al espíritu del éxito. Con el primero habría que reinventarme, con el segundo elevar la vara para no defraudar en el futuro. Esas son solo algunas de la incomodidades por las que paso ahora mismo. Si he de confesar la verdad, me gusta mucho. Me hace sentirme vivo, me da la oportunidad de ver hasta dónde puedo llegar.

zona de confort

No todo es saltar de un trampolín

Mi zona de confort fue violentada con aceptar una posición como Director de Eventos para el ICD®. Primera vez que hago trabajo voluntario de ese nivel, y más, en otro idioma. Aunque es duro, tiene su recompensa, saber que allano un camino para otros apasionados. No te digo que salir de tu zona confortable consiste en hacer algo dramático o temerario como saltar de un trampolín a 10 metros de altura. Se trata de experimentar algo diferente, algo que te haga sentir que de a poco generaste un movimiento que te conducirá al cambio.

Claro que para salir de la zona de confort es importante tener una planeación, habitar espacios organizados y tener una visión del futuro. Mis servicios están hechos para ayudarte.