Efecto Propietario es la consecuencia de poseer algo y darle un valor solo por esa razón. Ese valor puede ser real o no, más está basado en nuestra percepción.
¿Sabes que al obtener algo que quieres creas un Efecto Propietario?
Ya mismo te preguntas rascándote la cabeza ¿que demonios es el Efecto Propietario? ¿Por qué me dices que cuando obtengo lo que deseo se presenta? Un poco de historia viene bien acá. En la Universidad Duke, una de las más prestigiadas en Estados Unidos, se realizó un experimento. A varios estudiantes se les encuestó con la idea de saber cuánto estarían dispuestos a pagar por un par de boletos para un evento deportivo, en este caso un partido de beisbol. En término promedio se consideró el costo de 166 dólares por entrada. Ya una vez, con boleto en mano, los mismos estudiantes fueron cuestionados para saber el precio por el que revenderían el mismo boleto. Las cantidades se tornaron exorbitantes..
¿Qué fue lo que sucedió?
El Efecto Propietario fue lo que sucedió. Los investigadores se dieron cuenta que la gente una vez que obtiene aquello que desea, establece un vínculo emocional con la posesión. Así pues, resulta que al menos a nuestros ojos el valor del objeto es mucho mayor. Lo que otro podría ser tal para otros, a nosotros nos parece justo. Entonces sentirnos propietarios de los objetos adquiridos hace que tasemos un valor aumentado. La verdad es que esto puede yacer en el hecho de que socialmente el poseer es signo de poder. Somos lo que poseemos, dejamos de valer por el ser y valemos por el tener. Por chocante que parezca, esto es moneda de cambio corriente hoy día. Ello nos lleva a llenar clósets, casas, bodegas y lo que se pueda con adquisiciones. Porque poseer sirve para crear una imagen.
Efecto Propietario y la identidad.
El vínculo emocional establecido con nuestras adquisiciones, principalmente compradas, hace que los objetos pasen a formar parte de nuestra identidad. Es bien sabido por todos que vivimos en un mundo capitalista. Parte del capitalismo ha concretado una mentalidad consumista. Obtenemos placer o bienestar, quizá momentáneo comprando una blusa, un abrigo, vamos hasta un chocolate. Compro y luego existo parece la tónica. Vale decir, al menos en mi experiencia de comprador compulsivo rehabilitado que las cosas no hacen la felicidad. Es importante entender que el valor está en el ser, no en el tener, que si bien un posesión es parte de nuestra identidad, no lo es todo. Junto con el Efecto Propietario, está el Efecto Diderot del que hablé en la última entrega, te invito a leerlo.
Paula Leticia Montaño
28 noviembre, 2019Estoy en un grupo de ventas de ropa se segunda vuelta y el efecto propietario es muy presente.
Porque lo quiero mucho, pero ya no cabe en mi closet.
Por que es de marca y lo traje de USA u otro país.
Porque, sólo me lo puse una vez.
Porque tiene etiquetas, lo cual implica que está nuevo (no siempre).
Sabemos de personas que usan una prenda de una tienda y piden el reembolso después de haberlo usado.
Hay quien compra en oferta y lo vende a precio de tienda. Lo cual ya fue señalado por administración.
Creo que las niñas nos apegamos más a las cosas que los señores.
Nacho Eguiarte
29 noviembre, 2019Es muy interesante tu comentario Paula. Cada historia que involucran los objetos poseídos. Cada pedazo de identidad, tan fuertes en ocasiones que olvidamos que la identidad es algo que nace de adentro no que viene dado por lo que llega de afuera. Creo que también hay hombres que se aferran a cosas, solo que estas son de diferente tipo, tienen más que ver con lo que hacen que con lo que portan.
Gracias por comentar.