Nuestros momentos felices, tristes, tranquilos o acelerados son el alimento de las vivencias. Experimentar a plenitud cada uno son la clave para tener una vida satisfactoria. Ciertamente, muchas vivencias se acompañan no solo por un recuerdo en nuestra mente; algunas tienen comparsas físicas, un portarretratos con la foto familiar, un recuerdito de la exótica playa de la vacación de verano, el guardarropa de nuestra etapa de juventud.

Claro que no podemos ordenar la memoria más allá de lo que la mente permite, categorizando por evento, fecha, época, personas involucradas, etc. Esa magia pasa en nuestro cerebro y es casi automática. Las cosas que están ligadas a esos recuerdos si podemos ordenarlas, por ello decidí darte unas nociones de como abordar la organización de tus recuerdos materiales y mostrarles con ello que son importantes y que no les faltas el respeto al arrumbarlos en la oscuridad.

Elige. La vida esta hecha de elecciones de todo tipo. Referente a las cosas que guardamos no es diferente. Cuando las cosas se vuelven demasiadas o inoperantes a nuestra vida es tiempo de elegir. Deshacerte de ciertas cosas ligadas a un recuerdo no es sinónimo de desechar el recuerdo en nuestra memoria. Elige el recuerdo no el desorden.

Venera. Aquellos recuerdos físicos que logren quedar, digamos como finalistas, deben ser tratados con respeto. Arrumbarlos en un rincón, dejar que acumulen polvo o mugre, permitir que por negligencia se dañen, es el indicativo de que realmente no son parte importante de ti por mucho que tu lo digas en voz alta. La opción es buscar un espacio para colocar adecuadamente y mostrar orgullo por ello o depositar las cosas en un lugar apropiado, como un baúl de recuerdos para asistir a ellos cada que sientas necesidad.

Disfruta. Tu memoria es como un DVD con la mejor película en él, tu vida entera. Cada momento que requieras un aliciente, un impulso o por qué no un poco de nostalgia, recuerda lo que has vivido, gózalo. Cada vivencia tiene necesidad de ser revivida, de lo contrario, tal como sucede con un mueble arrumbado se acumula polvo y en ocasiones se daña. Reproducir sanamente el recuerdo nos energiza, eso si jamás vivas ni en el pasado ni de él.

Deja ir. Así como las elecciones, dejar ir es la más grande elección de todas. Aferrarnos al paso es dejar anclado el bote y un bote anclado nunca va a ningún lado. El ser humano podrá ser sedentario, más no quiere decir que seamos piedras acumulando moho.

Las cosas nos ayudan a vivir confortablemente, a establecer ciertos lazos memorables, en el momento que esas cosas toman el lugar de las vivencias se pueden convertir en un lastre que cobre dividendos muy altos en nuestra vida, mantengamos simple nuestro navegar. Nunca me cansaré de repetir que los recuerdos se guardan en nuestra cabeza y que a pesar de que un adorno o un juguete nos evoca momentos felices o tal vez tristes, son solo cosas materiales, el verdadero valor yace en nuestra corteza cerebral; es ahí donde podemos encontrar cada que queramos los sentimientos que nos hacen sentir que la vida es buena y vale la pena vivirla.