El panorama de las decisiones es turbio, sombrío y funesto para muchas personas. Hay gente que simplemente no le gusta decidir; de hecho la cosa no para ahí, físicamente les puede causar trastornos hacerlo, pues sufren de ansiedad, miedo al desprendimiento. No todo mundo la tiene fácil a la hora de decidir que tirar, que donar o que guardar; aun las cosas que para muchos pudieran resultar basura a todas luces ellos aunque lo reconozcan sienten pesadez de deshacerles. Por eso esta ocasión te traigo unas pautas que pueden ayudarte a tomar decisiones.

Empieza en pequeño. Cuando eres de aquellos que les duele tomar decisiones no obstante de su tamaño, siempre es importante recordar que lo mejor es empezar en pequeño. Las cosas pueden llegar a feliz término si das pasos de bebé en tu tarea organizativa. Los pasos de infante y de persona adulta déjalos para cuándo hayas entendido el proceso que conllevan las decisiones y que aprendas que estas lejos de dañarte te renuevan como persona al mejorar y afinar tus metas.

Asigna fechas. Para toda tarea es importante marcar una fecha de expiración, es la forma cómo podemos darnos cuenta que estamos llegando a las metas programadas. Dejar una tarea sin fecha asignada es una invitación a la postergación y te garantizo que pasados los meses la tarea seguirá sin ser concluida. No dejes para después lo que puedas hacer hoy, y lo que no puedes hacer hoy asígnale una fecha de término para cerrar capítulos.

Practica sin parar. Una y otra vez debes intentarlo, sin intentos no hay frutos. No podemos decir que aprendemos a andar en bicicleta la primera vez que nos montamos en ella. Siempre lo intentamos, en ocasiones caemos, finalmente aprendemos con la práctica la mecánica de la coordinación de nuestras piernas, brazos y su equilibrio consiguiendo por fin movernos de un lado a otro sobre la bicicleta. La habilidad para tomar decisiones debe ser vista como un proceso de aprendizaje en el que si no se practica no se verán lo resultados.

Confronta. Este rubro es de lo más importante, para llevarlo a cabo solo necesitas a un amigo, que sea honesto, que te diga las cosas como son y no las cosas que quieres oir. Pídele que te ayude con tu proceso de aprendizaje en la toma de decisiones, que te auxilie para que te de su punto de vista sobre las decisiones que tienes que hacer, su punto de vista confrontado al tuyo arrojará luces de cómo y por qué se debe optar por una cosa en lugar de otra. Eso sí, jamás lo abrumes, su ayuda debe servir para que aprendas a tomar tus propias decisiones teniendo en mente que no le podrás consultar para todo y que hay cosas que eventualmente tu decidirás sin la ayuda de nadie, recuérdalo tu amigo es un auxilio no tomador de decisiones.

Respira. Cada que sientas que la ansiedad por decidir se apodera de ti, respira con calma, hondo, repetidamente, ello te ayudará a relajarte y hacer del proceso una experiencia sencilla no dolorosa.

Estos puntos aplicados con entereza, te pondrán en el camino para que aprendas a manejar las decisiones que hasta ahora te duele tomar. Cuéntanos de tu experiencia, estamos para escucharte.