Envejecer y organizar pueden ser agua y aceite. La presencia de desorden se asocia con diversas razones propias de la experiencia de la edad.
Yo sigo duro y dale con el gusto de siempre de compartirte sobre los diversos factores que contribuyen a la desorganización. Como estoy enamorado de la educación del Institute for Challenging Disorganization®, me encanta apoyarle con la divulgación de su material en español. Dicho sea de paso y sin afán de elevar mi ego, yo soy el traductor de dichos recursos. Ya, ya, bueno pasemos a ver hoy en este fascinante fascículo (si no lo digo yo, nadie lo dice) la relación que guarda envejecer y organizar. ¿Vamos?
Cuando la fuerza mengua
Si, suena a chiste más no lo es. Con el pasar de los años hay un declive natural de las capacidades físicas. No es proporcional a la edad sino a la condición que tenga el individuo al entrar a la etapa. Como parte del implacable paso del tiempo la producción de hormonas, renovación de células y funciones orgánicas disminuyen o incluso cesan. Esto lleva a la aparición de enfermedades asociadas con el envejecimiento. También las condiciones preexistentes pueden agravarse. Derivado de este proceso natural del cuerpo la energía, ánimo, habilidad y capacidad física se ve menguada y con ello la posibilidad de mantener a raya el desorden. Tomar en cuenta estos detrimentos o contrariedades es clave en el proceso de organizar. Sesiones cortas, menos demandantes tanto física como mentalmente son necesarias. Por su puesto la organizadora profesional tomará un rol más activo, incluso quizá el único del proyecto de organización.
Tratamientos y secuelas
Resultado de los tratamientos para enfermedades crónica o agudas, se puede tener un impacto negativo al estado de balance general. Si bien se trata una afección específica, el uso de ciertos medicamentos deriva en secuelas. Estas van desde situaciones físicas como psicológicas. Es importante reconocer cómo impactan estas medidas de prevención y atención a padecimientos médicos con el humor, disposición, habilidad mental, capacidad física, etc. En ocasiones habrá que esperar a que un tratamiento termine para intervenir. Otras ocasiones requerirán que se establezcan estrategias que tomen en cuenta dichas condicionantes para que el individuo pueda integrarse al trabajo de establecer sus sistemas de organización.
Mente elusiva
Quizá uno de los rasgos más significativos durante el envejecimiento es la pérdida de las capacidades cognitivas. Nuestra mente se vuelve elusiva, deja de reconocer, de recordar, de hacer conexiones, tanto internas como con el mundo exterior. Si bien es cierto que llegar a una edad mayor no es sinónimo de una mente debilitada, es un aspecto que no podemos dejar pasar. La dupla de envejecer y organizar se vuelve ríspida porque la persona quizá no encuentra lo que requiere. Esto puede ser porque la memoria falla, porque su conexión al mundo exterior se vuelve intermitente, o porque la función del cerebro se vuelve menos ágil. Al organizar debemos tener en cuenta que el sistema debe ser muy sencillo, de lo más simple, con facilidad de seguimiento y claridad de entendimiento.
En materia de organizar para la gente entrada en años, se vuelve crucial la simplicidad. Seguir lineamientos de precisión e incluso potenciar la estética pierden protagonismo. Esto porque no pocas veces requiere más esfuerzo por parte de la persona. Considerando que las capacidades físicas, cognitivas y hasta de salud son menores, lo que importará es que un sistema de organización sea factible de seguir y no un agobio extra. ¿Qué opinas?
Postdata: Les comparto que la siguiente semana no habrá publicación. Como parte del cuidado que me debo a mi mismo, tomaré un breve descanso de una semana. Todos necesitamos balance y este es mi momento. Abrazos enormes.