Hablar de adicción y desorden es tocar un tema fuerte. Parece raro que conductas adictivas impacten en la organización en casa pero lo hacen.
Adicción y desorden son una dupla que se puede presentar en nuestra vida. Mucho ojo, no te vayas de inmediato a pensar en adicciones duras. Si bien las tendencias adictivas a sustancias pueden interferir en nuestra vida y por tanto en la existencia de orden en ella, también hay otras tendencias adictivas que incluso socialmente se miran con benevolencia sin pensar en el posible daño. Veremos este tema más desmenuzado en este fascículo como yo le llamo (1, 2) sobre los factores asociados con la desorganización de los que nos instruye el Institute for Chanllenging Disorganization®
Manía por la información
Si, se trata de una tendencia adictiva muy común. Vivimos en un mundo tan propenso a la información y en el cual esta la tenemos al alcance de los dedos con el Internet. Infomanía es el término asociado al deseo constante e irrefrenable de querer saberlo todo y conservar cuanta pieza de información nos llega. Diarios, revistas, libros, archivos digitales, música, etc. Lo queremos todo porque sentimos que nos hace más sabios, pero pocas veces realmente leemos, escuchamos o recurrimos a esa información. Solo la tenemos ahí, pero no la procesamos. Así pues, se convierte en un problema almacenar más y más información.
Urgenciólogo
No me refiero a la gente que tiene por especialidad médica atender las urgencias en un nosocomio. Me refiero a que hay personas que tienen tanta necesidad de sentir la adrenalina que todo lo dejan para después. ¿Por qué? porque les vendrá esa descarga provocada por la urgencia para hacer todo al cuarto para las ocho como dice mi madre. Esta es una de las causales de desorden más comunes en la gestión de nuestras actividades y tiempo. Caer en esta necesidad de sentirnos acelerados puede meternos en complicaciones difíciles de sortear.
Adquisiciones desbordadas
Materia de estudio. Motivo de contratos, al menos para nosotros como organizadores profesionales. Las compras compulsivas son una de las conductas que genera esa dupla infame de adicción y desorden. En un mundo donde la regla de oro para organizar es depurar, la regla de platino debe ser la de no adquirir, o al menos no como resultado de estados emocionales o miedos que no nos atrevemos a afrontar. Dijera la publicidad de cierta tarjeta de crédito hay cosas que el dinero no puede comprar, pero el problema yace en que todo lo que si se puede comprar en ocasiones solo sirve para tapar un problema que se convierte en uno mayor.
Guardado excesivo
Por un lado, adquirimos en exceso. Por otro guardamos también en exceso. Siempre he tenido la idea que mucho de lo que guardamos se lo debemos a las crisis. Si, esas crisis económicas o de vida que nos hacen temer la incertidumbre del futuro. El miedo a no tener lo que necesitamos, a carecer de algo, a recordar con dolor lo que tuve y perdí (o dejé ir). Pues si, acorde a nuestra historia de vida, más en países como México con incontables gobiernos incapaces de administrar la nación, hemos visto las de Caín, teniendo un día y al día siguiente no. Como sea siempre salimos avante. Sin embargo, eso deja una impronta mental. Una que nos hace temer estar de nuevo con el Jesús en la boca (diría mi abuelita). De ahí precisamente surge el famoso “por si acaso”. Liberarse el miedo puede ser una forma de lidiar con ese guardar compulsivamente cosas.
Adicción y desorden por sustancias.
Las sustancias también propician el desorden porque juegan con nuestra mente. Causan estragos en ella y también en nuestro físico. Si ese abuso de sustancias lo compaginamos con alguna problemática de salud mental o física, tendremos una receta para el desastre, o en este caso para el desorden. Si buscamos evadir la realidad o mitigar dolores de alma con las drogas, fármacos o alcohol, poca atención prestaremos a que nuestra casa esté en condiciones de orden y organización. Recuerda quitar el estigma a un abuso de estas sustancias porque se trata de una enfermedad como muchas, solo que con estragos que calan hondo en el espíritu de quien la padece y de todo su círculo cercano.
La importancia de entender esta dualidad de adición y desorden se vuelve evidente mientras más nos adentramos a las peculiaridades de la desorganización, a sus factores y a la manera como inciden en la vida de una persona. Conocer e interesarnos nos permite tener un panorama cada vez más completo de lo que hay detrás de cada situación que atenemos con los clientes. Para unos los factores son más superficiales, para otros más profundos, pero todos muy presentes. Hablemos y cuéntame cómo podemos ayudarte los organizadores o si eres organizadora profesional, cómo es que estas situaciones impactan tu trabajo.