“Ahí viene el Tlacuache
cargando un tambache
por todas las calles de la gran ciudad.
El señor Tlacuache compra cachivaches,
y para comprarlos suele pregonar.
¡Botellas que vendan!
¡zapatos usados!
¡Sombreros estropeados,
pantalones remendados!
Cambio, vendo y compro por igual!”
Eugène Atget, Ropavejero (1899-1900)
La letra maravillosa de Francisco Gabilondo Soler “Cri.Cri”, hace honor al personaje cada vez más extraño para muchos pues quizá sea un oficio en extinción, al menos en muchas ciudades o en ciertas zonas de ellas; el ropavejero. Este individuo que hace de su modus vivendi, la compra venta de cosas de segunda mano, un buen ayudante para cuando queremos eliminar el abarrotamiento de nuestras casas.
Es muy probable que en la zona donde vives más de alguna vez has notado que alguien pasa pregonando que compra la ropa vieja, otros más, van comprando metales, muebles, electrodomésticos, etc; estos últimos más conocidos por chatarreros, pues su actividad implica vender el metal de las cosas viejas para sacar el sustento. Muchas de las ocasiones te darán unos pocos pesos por lo que entregas, hay muchos otros que no te pagan solo recogen las cosas, pero si lo ves como un servicio es mucho mejor entregar eso que puede ser reutilizado o reciclado a alguien para sacar el sustento que simplemente tirarlo a la basura para que vaya a parar a un relleno sanitario.
Muchas personas conscientes del negocio potencial que implica la venta de ropa de segunda mano, van y se colocan en una esquina o tianguis para vender a una fracción del costo prendas que por lo regular están de regulares a excelentes condiciones. Si bien estas personas no son consideradas como ropavejeros como tal, ejercen un oficio que beneficia no solo a sus bolsillos sino también al de personas que no tienen los recursos para hacerse de ropa de calidad por el precio completo que pagarían en caso de ser nueva y comprada en un almacén.
De toda esa actividad se desprende el oficio de pepenador, quien es la persona que pepena (escoge cosas de la basura). Estos son más comunes en los tiraderos a donde van a parar todos los desechos que vertimos en los camiones de basura. También se le conoce como pepenar a la acción de ir levantando de la calle cosas que pueden ser de utilidad o que están en buenas condiciones pero que la gente deja en la banqueta de su casa para que alguien más pueda sacarle provecho. Yo tengo una amiga que al igual que su hermano son expertos en el arte de pepenar cosas de la banqueta. No creas que se pasan hurgando los cestos, son cosas que están a simple vista; recuerdo una pieza de herrería con sockets y decorada con papel amate que ella encontró cerca de su casa y que ahora hace una lámpara adorable en su casa de campo.
Tal vez he divagado un poco, si lo que quiero es que te organices y elimines todo lo que hay acumulado atiende la sugerencia de que el ropavejero o el chatarrero pueden ser tus mejores aliados. Lo de la pepena déjalo para otra ocasión.