Hace mucho tiempo leí un libro de Michael Ende llamado Momo, hace meses lo mencioné en un artículo, el punto del libro era hablar sobre la posibilidad de que el tiempo se pudiera ahorrar, al final de cuentas la gente lo ahorra pero no hay modo de retirarlo de las cuentas donde hacen el depósito. Pensar en el ahorro del tiempo es factible, pero no para depositarlo en una bóveda de seguridad, la idea de hacerlo es para que podamos lograr mejor productividad en nuestras tareas y que últimamente logremos tener tiempo para nosotros mismos o para convivir con los nuestros.
En lo personal encuentro estéril el ahorrar tiempo solo para que parezca que se es más productivo. Si el ahorro no retribuye en mejora de nuestro estrés, en tener un momento para sentirnos mejor, apapacharnos o pasar un buen rato para que ahorrarlo en primer instancia. Convengo en ahorrar el tiempo para no tener que rendir horas extras en la oficina, para aprovechar la luz del día en el horario de verano, convivir más tiempo con los seres amados; esos si serían motivos razonables para ahorrar el tiempo, en pocas palabras poder consumirlo en cosas que realmente amamos. Aconsejarte que hacer para ahorrarlo podría ser fácil si te lo pongo en puntos a seguir, pero dadas las circunstancias de tiempo (estoy haciendo una ironía) dejaré abierta las posibilidades dando pistas para que tu hagas reflexión.
Un día común ya sea en la oficina o en la casa hazte consciente de tus actividades regulares, mentalmente cuantifica el tiempo que te lleva hacer cada cosa, se objetivo especialmente en la manera como te complicas tu solo haciendo algunas de ellas, se incluso más severo al aceptar que buna parte del tiempo lo inviertes en hacer cosas que no tienen importancia o que no son de atención inmediata. El darte cuenta de como se realiza la inversión de tu tiempo te conlleva a saber si esa inversión te da dividendos o realmente es un gasto y no habrá retribución. Yo conté entre mis principales inversiones y gasto de tiempos el número de ocasiones que reviso correos, el tiempo que invierto en leer material de información ya sea para mi trabajo o que no tiene relación con él, el tiempo que gasto en escuchar detalles que no me interesa ni me sirve saber en las llamadas de trabajo sin contar las personales. ¿Qué hago? Condenso, destino un número de veces a lo largo del día para ver y contestar correos; si mis interlocutores al teléfono divagan como tanto odio trato de ser yo quien dirija la conversación anticipando posibles cuestionamientos y dando respuestas certeras y rápidas, en pocas palabras mantengo en la mira el propósito real de la llamada aún en llamadas personales.
Saber como se va el tiempo de las manos es lo mismo que saber en que gastamos cada peso de nuestro sueldo, si llevamos un control de cómo viene y cómo se va entendemos su proceso y aprendemos a sacarle provecho. Cuando te das cuenta de como fluye tu tiempo estás en la posición de establecer los mecanismos para optimizar tus actividades, haciendo que el tiempo se invierta correctamente, retornándote en su momento más tiempo como dividendos.