En materia de organización, aunque al principio nos cueste trabajo, los adultos terminamos tomando la rienda de las posesiones y armando un sistema adecuado que nos funcione. Pero ¿Qué sucede cuando los espacios a organizar y mantener así son las habitaciones de los niños? Ahí empieza una verdadera batalla porque a todo niño le gusta jugar, explorar y sacar todos sus juguetes, que son su tesoro; pero pocos experimentan placer en recogerlos y acomodarlos en su lugar. Bueno hay algunas maneras de involucrarlos en el proceso de la organización y a mantener el orden.
Tiempo. 15 minutos al día después de los juegos son más que suficientes para devolverlo todo a su lugar, recoger y limpiar lo que se haya ensuciado. Para un niño el tiempo no vuela como para el adulto, su percepción del mismo va en función de su edad. Si un niño tiene ocho años y le dices que falta un año para llevarlo a vacacionar, pensará que es mucho tiempo, porque equivale a 1/8 de su vida. En cuestión de minutos pasa algo similar mejor pídele que organice 15 minutos y no una sesión de una o dos horas. Será más sencillo para todos a la hora de mantener el orden.
Contra reloj. Los niños aman el juego, por lo que un poco de juego estructurado siempre será juego. Con un temporizador de cocina pueden establecer competencias de batir marcas para hacer más divertido el proceso y que lo incorporen como parte de tu tiempo estructurado de juego.
Recompensas. Una golosina sin que lo esperen, vitorear los logros, decirles lo importante que es que tomen su responsabilidad, etc. Son elementos de refuerzo para que sientan más confianza y encuentren el gusto para hacer quehaceres. La música que les gusta puede ser parte de su banda sonora al limpiar y mantener el orden.
Juguetes. Este tema es particularmente importante. Hoy día debido a la penetración de los medios, los chicos quieren cada vez más y más juguetes y eso se torna en una pesadilla al querer encontrar espacio para tanta cosa. Muy usualmente los juguetes más sofisticados o que dejan menos a la imaginación hacen que el niño pierda el interés en ellos, pues no encuentra un modo de compaginar la experiencia de juego y sus propias expectativas en un juguete que hace todo por sí solo. Trata de convencerlo de que tenga juguetes que incentiven su motricidad, su intelecto y su imaginación, pues serán lo que más disfrute y use por años.
Dejar ir las cosas. NUNCA y lo pongo en mayúsculas, te deshagas de nada de las posesiones de tus niños, dije NUNCA, quise decir JAMÁS. La decisión de deshacerse de algo debe ser exclusiva de él, son sus posesiones. Mejor hazle saber que puede donar los juguetes que ya no use o no le gusten a niños que no tienen nada o primitos menos afortunados. Enséñale el valor de ser caritativo y de valorar sus recuerdos no sus posesiones, te vas a sorprender de lo que un chico puede ser en materia de desprendimiento. Dejar ir algo debe ser du decisión no la tuya.