¿Es el autocuidado una de tus prioridades este año? O como yo, también estas más en el lado de la negligencia personal. ¡Priorizarnos importa!

autocuidado
Imagen por congerdesign desde Pixabay

Primera vez que escribo este año. Primera vez desde que se remodeló el sitio web, ¿lo notaste? ¿se ve lindo? Ya sabes que tu opinión es importante. El caso es que me senté frente a la computadora, con la mente en blanco y el documento vacío. ¿De qué carajos escribo? Claro que la temática del blog es organización, sin embargo, no todo es organización en la vida, o al menos hay cosas tremendamente importantes que solemos pasar por alto. Entonces para combatir la parálisis del papel en blanco decidí hablar de la necesidad del autocuidado.

Primero yo

Hasta el comienzo de diciembre pasado, no entendía del todo que también a mi me afectaba el invierno. Hay cosas que me preocupaban más, situaciones inciertas que causaban estrés y cambios de humor a la baja. No quiere decir que otros años no sucediera, solo que al parecer estaba tan absorto o negligente que obviaba las alertas. El año terminó y comenzó en buenos términos, pero había algo que no me dejaba saborearlo. En los primeros días del 2022 me enteró que el virus vuelve a hacer de las suyas infectándome por segunda vez. El darme cuenta de que no podía controlar ciertas situaciones derivó en ponerme en un estado de humor cambiante, de sensación de desagrado, de melancolía. Estado de ansiedad es lo que pasó. Llevar un ritmo y sucumbir a un paro casi total. Cambiar de golpe la velocidad y la intensidad caló duro en mi. Ahí es cuando plenamente comprendí que de verdad no podemos controlarlo todo y que para poder controlar algunas cosas debemos soltarnos. Así es como empecé a ser más consciente de mi autocuidado. Si no estoy bien yo, no puedo estar bien con los demás mucho menos cuidarlos. No es que antes no me cuidara, solo que era menos consciente de lo que soy ahora.

El autocuidado como tabú

Cuidarse a uno mismo como prioridad es un tabú. Socialmente se mira como egoísmo. Estamos tan adiestrados a darlo todo por los que amamos, hijos, padres, parejas, que lo aceptable es ser negligente con las necesidades propias. Dentro de todo este arranque de año muchas de las cosas aprendidas sobre resiliencia, salud mental y emocional, cobraron un sentido maravilloso. Priorizarme no es ser egoísta, al contrario, es llenarme para poder rebosar a cualquier aspecto de mi vida, incluidas de manera preponderante mis relaciones. Va siendo tiempo entonces de ver en el autocuidado la llave para la mejora propia que en última instancia mejorará la vida de quienes nos importan. Egoísmo no es cuidarse, egoísmo sería que no deseara el bien a mi alrededor y que no hiciera nada para procurarlo, pero empezando de adentro hacia afuera.

¡Al carajo todo!

Pues ya lo he dicho. Uso esta palabra dura para reaccionar. Cambiar la mentalidad sobre el autocuidado es básico. Venimos de una experiencia cada vez más demandante que es vivir de manera “normal” en tiempos de pandemia. La vida tenía sus complicaciones hace más de dos años. Ahora, no solo es complicada, se volvió de alguna manera en algo más riesgosa. Entonces, es importante que el discurso deje de satanizar el autocuidado. Ya basta de verlo como egoísmo, falta de interés en otros o simple apatía por lo que nos rodea. Si no me cuido yo, si no procuro mi bienestar y mi salud integral (física, mental, emocional, social) no puedo atender a otros con la calidad que merecen. No es egoísmo, es un sentido básico de preservación, que por desgracia se censura socialmente. Dos años de pandemia debieron enseñarnos que la vida cambia en un instante y que nada vale la pena tanto como el bienestar.

No es nada raro que transmitamos un mensaje poderoso a otros, al grado de ser agentes de cambio. Sin embargo, tampoco es raro que el mensaje en muchas de las ocasiones no penetra y asienta en nuestra propia cabeza. De eso me doy cuenta ahora que he retomado actividades, ahora que estoy sano, ahora que comprendí que la melancolía también es maestra y más cuando se trata de alertarnos a tomar acciones para con uno mismo. Como organizador profesional seré un excelente agente de cambio para mis clientes precisamente porque me pongo como prioridad número uno. Autocuidado podría definirse como estoy bien, estamos bien. ¿Coincides con mi despertar? Te leo.