Desde hace cosa de un mes, empecé a hacer otra clase de ejercicio, antes iba a nadar y por tres meses fue muy bueno, al cambiar mis cargas de trabajo busqué otra manera de ejercitarme. No fue fácil porque no soy del tipo que hace ejercicio regularmente, pero ahora por instrucciones médicas lo tomo más en serio. Caí en la cuenta de que necesitaba una actividad que no requiriera invertir demasiado dinero por miedo a abandonarla tres días después de iniciada. Opté entonces por ir a caminar todos los días al parque que tengo a dos un par de cuadras.
© Nacho Eguiarte / NACHOrganiza
Así ha transcurrido el mes y la reciente intervención del Ayuntamiento en cortar el césped y retirar la basura me hizo consciente de algo que no había considerado antes. La gente por educación o falta de ella tienden a dejar basura por todos lados, pues fue solo un día después que se realizaran los trabajos de limpieza que empecé a notar una botella por aquí, un papel por allá. Comencé a pensar, la gente no tiene educación pues no la demuestran, no me importa si tienen un título universitario o un diploma de peluquero, la educación no es la que reciben en la escuela sino en la propia casa.
Pasando mis corajes habituales donde mas de alguno resulto prendado de alguna maldición gitana por mi proferida (malévola sonrisa) resolví que si la gente no hace nada por cuidar su entorno, no implica que yo mismo no haga nada, decidí que en la última vuelta de mi ejercicio tomar uno, dos o más papeles o botellas para traerlos hasta casa y tirarlos en mi bote. Poco aliviaré la situación, lo se, pero de algún modo si las palabras no hacen entender a la gente el ejemplo puede arrastrarlos a obrar con bien, al fin de cuentas yo uso el parque es mi deber autoeducarme para mantenerlo limpio aunque sea en un pequeño pedazo de el.
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Es importante divorciar la creencia popular de que la escuela es el lugar donde los niños y adolescentes aprenden la educación. Esta aseveración desde mi punto de vista es falsa; ya que a la escuela asistimos para obtener conocimientos académicos que nos ayudan a desarrollar nuestra inteligencia, criterio y habilidades. La educación por mucho que nos duela se aprende en casa, con el ejemplo directo de las figuras de autoridad, a través de sus consejos, enseñanzas y la disciplina que nos imponen. Cuando nuestra educación no fue lo suficientemente buena o aunque lo haya sido todo el tiempo a lo largo de nuestra existencia podemos autoeducarnos a ser mejores o hacer algo por alguna causa, sean los animales, la equidad, la no discriminación, el medio ambiente, el trato con otros, etc.
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