Quiero cerrar esta semana de bricolaje con un proyecto muy pequeño, este se trata de darle un poco de dignidad a un candil muy de los años 90 incluso creo que de finales de los 80 sería más preciso decir. Este estaba colgado como una de las luminarias del Proyecto Naborita; es de esos candiles que siendo populares pretendían ser ostentosos al usar cristal ahumado con diseños florales grabados en la superficie del vidrio, con los tres receptáculos de los focos en dorado y algunas piezas doradas también. Obviamente estaba en las condiciones de suciedad que evidenciaban una falta de respeto de los antiguos dueños hacia su morada.
(estado original de la finca)
© Nacho Eguiarte /NACHOrganiza
El proyecto aunque fue pequeñísimo involucró dos pares de manos, las de Alfredo mi eterno complice quien tomó cartas en el asunto de lo eléctrico (cablear e instalar) y yo mismo que me dediqué a desarmar todas las piezas para limpiar yvalorar cuales se reutilizarían y cuales habían servido ya su propósito.
© Nacho Eguiarte /NACHOrganiza
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Al final de cuentas, se lavaron todas las piezas, se armaron de nuevo, se agregó cable de uso rudo del que es tubular con estrías a lo largo, un socket de baquelita negro y un foco ahorrador. Se instaló en el patio del Proyecto Naborita sobre el lavadero y reintegramos un elemento olvidado de la casa dándole un nuevo uso y con un gasto que no superó los 30 pesos.
© Nacho Eguiarte /NACHOrganiza
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Claro que no es ni el proyecto más fastuoso, ni el más extenuante ni siquiera el más grande, pero definitivamente es la muestra más tierna de que cambiar la cara de nuestro entorno no requiere enormes sumas de dinero o proyectos agobiantes. Y con esté tema cerramos la semana dedicada enteramente a bricolaje, yo la disfruté mucho y espero que tu también.