Al escuchar condición crónica debemos hacer una pausa para no asociarla con una enfermedad crónica. Si bien la persistencia las hermana, el impacto las distingue.
Antes que empezar con esta primera entrega de julio, quiero darle las gracias por la paciencia que me han tenido durante el mes de junio. Les comenté que estaría de licencia del blog y así lo he hecho, sin embargo, es justo regresar y aquí estoy. Renovado, entusiasta y comprometido con mi certificación como CPO-CD® quiero empezar con una serie de publicaciones que hacen referencia a algún tipo de condición crónica y cómo impacta a la desorganización de la persona afectada. Hoy explicaré un poco esté término de cronicidad y pasaré en siguientes semanas por algunos hábitos que ayudan y condiciones de las que si bien escuchamos, poco sabemos de su impacto.
Definamos lo crónico
El término crónico tiene que ver con persistencia. Principalmente se relaciona con afecciones prolongadas. En dichos padecimientos se tiene una presencia constante de adversidad que de una u otra forma mina la calidad de vida de la persona. Hay una afectación marcada y en los casos que no haya un control sobre la incidencia esa afectación se verá acentuada. Se asocia el término por ejemplo a enfermedades llamadas crónicas. Estas no tienen cura, solo puede aspirarse a tener la situación controlada, y aún así se corre el riesgo de que se agraven, más cuando no hay un control adecuado. Enfermedades crónicas muy comunes son la diabetes, cardiopatías, cáncer, fibromialgia, ateroesclerosis, etc. Todas requieren un control efectivo de parte de un médico tratante y de la disposición que quien la padece a tomar las cosas con seriedad.
Desorden crónico
Cuando el desorden es persistente, es decir crónico, podríamos hablar de desorganización crónica. Esta es una condición que se presenta con un grupo de población que comparten una serie de rasgos comunes:
- Acumulan muchos objetos más allá de necesidad o placer
- Presentan dificultad para deshacerse de cosas
- Múltiples intereses y varios proyectos inconclusos
- Requieren “pistas” visuales como recordatorios
- Se distraen con facilidad o pierden la concentración
- Son frecuentes habilidades pobres de gestión del tiempo
Una definición concisa de lo que la desorganización crónica se trata, es la del Institute for Challenging Disorganization® que recientemente lanzó sus páginas internacionales, entre ellas la de español. Para ICD® la desorganización crónica es aquella que
- Persiste por un largo periodo de tiempo,
- Con frecuencia impacta negativamente la calidad de vida,
- y vuelve a ocurrir a pesar de los intentos de auto ayuda.
Entender la condición Crónica
Siempre se corre el riesgo de estigmatizar las cosas. Con una condición crónica no es diferente. La gente por ignorancia o facilidad prefiere etiquetar al individuo afectado por una condición crónica. Tratándose del orden no es raro que se refieran a la persona como desorganizada crónica sin reparar en el hecho que la etiqueta que se le cuelga no es la persona. La etiqueta que se le endilga a la persona y que esta acepta tácitamente, hace que la separación individuo-afección no se concrete y se piense en ambos como la misma cosa. Es importante separar al individuo ya que su afección no es un adjetivo agraciado. Además es necesario entender que en el caso de la desorganización crónica esta no va a desaparecer, pues no es una enfermedad que se cure con pastillas.
Si tienes conflictos con el orden y reconoces su cronicidad, yo puedo ayudarte con técnicas adecuadas a tu manera de relacionarte con tus espacios, ¡Búscame!