Como organizador profesional, debo proyectar una imagen a los clientes de control, capacidad y dominio de las situaciones; pero hay cosas que representan retos enormes que debo superar en silencio. 

La publicación de hoy o mejor dicho, su inspiración, surge en un lunes, yo sé que muchos detestan ese primer día de la semana laboral; yo hace años hice las paces y vivo feliz con ellos. Pero bueno, la publicación no trata de la relación de amor-odio-desprecio con ese día. Surge de la necesidad de sincerarme con ustedes como lectores, como posibles clientes, como organizadoras y organizadores profesionales en formación. Las confesiones de un organizador profesional, son mis propias experiencias donde he sentido que las piernas se doblan, que la mente se pone en blanco y momentos en que siento la necesidad de salir y gritar. No lo hago, porque como organizador profesional yo debo mantener control y afianzar la confianza depositada por el cliente, al final es lo único que importa.

confesiones de un organizador profesional

Momento De Sincerarse Y Decir Yo Confieso.

Yo confieso disgusto por las cucarachas. Empiezo por esta confesión de organizador profesional porque creo que es una situación común. Ya sean cucarachas, arañas o algún tipo de insecto, siempre hay ese que invariablemente nos caerá en el cabello, o nos recorrerá el brazo. Gritar sería la reacción lógica, pero no la más profesional. Ahí demuestro mi autocontrol, me digo, “es un bicho solo sacúdetelo”. Aclaro, no digo que las casas de mis clientes estén sucias, más siempre hay rincones que se prestan para hogar de los insectos. Afrontemos, ellos son parte del mundo también.

Yo confieso sentirme abrumado. Cada organización representa un reto distinto. Cada trabajo implica cierto desempeño físico y mental. Pero hay momentos que son abrumadores. Aunque tenga experiencia y capacidad para cumplir las expectativas del cliente, hay trabajos que son pruebas de temple. Soy organizador profesional, pero tengo emociones sobre el desorden y cuando me abren aquella bodega que no ha sido tocada en años, y está ocupada en cada centímetro cúbico de espacio, siento mi sangre helada. Si claro, el reto es grande y lo puedo manejar, pero procesarlo puede tomar uno o dos minutos; después manos y mente a la obra.

Yo confieso que me canso. Ningún organizador profesional es superhéroe. Somos personas con nivele de estrés y capacidades físicas diferentes cada uno. Podemos trabajar incansablemente por diez horas corridas, 4 días de la semana, y al quinto día pensar que ya no queda más energía. Claro que me canso, claro que a ratos la espalda me mata o la cabeza me explota por el calor. Pero hay que tener gracia para mostrarse siempre optimista al cliente. Por eso siempre hay que tener buena noche de descanso, comer apropiadamente y mantenerse hidratado. Y para los dolores, siempre a la mano, en su maleta de trabajo, algún analgésico y snacks para darles el impulso necesario en el día.

Yo confieso bloqueos mentales. Abrumarse es una cosa que puede ocurrirle a cualquiera, incluido el organizador profesional. ¿Pero qué tal los bloqueos mentales? Esos momentos que la mente simplemente se queda en blanco. No saber que hacer, quedarse sin ideas, o como si hubieran puesto pausa en la reproducción de la película. Y estás en blanco y al mismo tiempo no. Empiezas a sentirte ansioso. En estos casos como cuando se abruma uno por la cantidad de trabajo inesperado, simplemente se respira con tranquilidad. El cerebro al irse oxigenando, sale de su momento de estrés y fluye con ideas. No es raro quedarse en blanco, suele pasar que tantas ideas juntas, al querer pasar por un filtro simplemente se atoran en la puerta. Todo es cuestión de eliminar el atasco y todo comienza a fluir. En todo caso lo que importa es no entrar en pánico, nadie quiere un organizador profesional que se arrincona a llorar su desgracia.

[Tweet “Como Organizador Profesional, Confieso Que Tengo Dudas, Pero Respiro, Me Relajo Y Las Resuelvo”]

Yo confieso amor por organizar. Esta es mi confesión favorita. Quien me conoce no dejará que mienta. Al llegar a un trabajo, siempre llego apropiadamente vestido, como corresponde a un organizador profesional. Al poner manos a la obra, me transformo en “una hormiguita” según palabras de una clienta. Trabajo certero y sin más pausa que la que el cliente requiera o mi organismo para recuperarse. Y si tengo gente al mando que me asistan con una mudanza, me verán con ellos moviendo cajas y muebles (usando protección, la seguridad siempre primero). Si debo tirarme al piso para desarmar un escritorio, lo hago. Si tengo que destinar un minuto para que el cliente se sienta apoyado en su momento de duda por soltar, le ayudaré. Porque confesarse no siempre es hablar de lo negativo, también de lo que nos mueve.

confesiones de un organizador profesional

5 Confesiones Hechas De Sinceridad.

5 confesiones hechas sin maquillaje. 5 confesiones que como organizador profesional, sentí necesidad de hacer, para que sepan que todos somos humanos. Que sirvan para saber que nadie es infalible, que temores y tropiezos los podemos tener, pero que la actitud lo es todo y con ella podemos conquistar los sueños. ¿Ustedes qué confiesan respecto a la organización?

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