En materia de consumo, la tendencia actual de la gente es procurarse más satisfactores por menos dinero, eso plantea un reto en materia de organización, pues nuestros hogares se convierten en sitios cada vez más atestados de cosas que la mayoría de las ocasiones tienen poca vida útil, ya sea porque se compra por la adrenalina de comprar, por la emoción de un solo uso o porque son cosas que no tienen estándares de calidad que los hagan perdurables. En cualquier caso debemos tener una actitud responsable de consumo, optando por la calidad no por el precio.

Una frase de Geralin Thomas Organizadora Profesional Certificada “La respuesta no es más espacio de almacenaje, la respuesta es menos cosas” me viene bien tratando de explicar parte de mi punto; no podemos tener todo el espacio de almacén que quisiéramos, nuestras casas tienen un tamaño limitado, sean grandes o pequeñas no podemos usar toda su superficie o volumen atiborrándolas de cosas que podamos o no utilizar en el presente o futuro. Es una realidad que lo que necesitamos son menos cosas, que sean cosas útiles realmente, no compradas al calor de una barata.

Por otra parte un refrán muy de México es que “quién compra barato compra a cada rato” y la experiencia nos prueba casi en su totalidad que es algo que se cumple, no digo que en la totalidad pues hay verdaderas gangas en el mundo del comercio, pero afrontémoslo son las menos. Comprar algo que puede necesitarse pero escatimando el recurso que se invierte puede llevarnos a hacer compras que son tan obsoletas como comprar un calentador eléctrico en las playas de Puerto Vallarta. Yo se que la economía no permite comprar cosas costosas pero es por ello mismo que debemos valorar si lo que pagamos por algo no termina siendo un tiro que nos sale por la culata. Recién veía un fragmento de una película donde una chica compra un cactus en un autoservicio y al día siguiente este muere, el novio le dice quieres podemos regresarlo a la tienda y sabiamente le contesta que no porque les costó 4 dólares y costaría al menos 2 llevarlo a devolver. Lo mismo pasa con las cosas que por gastar muy poco terminan sirviendo una sola vez; me pasó hace tiempo con una serie de luces navideñas chinas de liquidación que prendieron un día y después sirvieron para hacer bulto en el cesto de la basura.

Es importante saber en que ponemos nuestros pesos, es preferible hacer un ahorro para comprar algo de calidad que dure muchos años como es el caso de los enseres domésticos, o prendas de estilo neutral y telas de calidad, que solo comprar por el deseo de comprar o de que esté barato. Tenemos que cambiar nuestra manera de pensar al consumir, no se trata de tener más sino de tener mejores satisfactores, que además cumplan el requerimiento básico de que sean funcionales, prácticos y tengan un verdadero uso. ¿De que me sirve un molino de café si todo el tiempo compro el café ya molido? No se justifica que lo compre en 10 pesos cuando regularmente cuesta 500. Serán 100 pesos mal gastados con carga emocional de 500. Tampoco te pase que por no gastar en un buen costal de ropa sucia, hagas como yo que al pasear en los pasillos de una tienda de autoservicio muy conocida por dar todo a un solo precio (al menos hace años lo hacía ya no más) compro uno de red por 13 pesos, llego a casa, lo empiezo a llenar de ropa, al final de la semana lo tomos de las asas para llevarlo hasta la lavadora y las asas de tela se rompen y el costal/canasto se quedó en su mismo sitio.

Analiza cada decisión de compra, valora que costo tienen las cosas y que beneficio tendrás de ello, para que el salario que cada vez es más difícil ganar en esta economía desacelerada rinda frutos más dulces.