No hay dupla más caótica que la de crisis y desorganización. Las crisis son precursoras de desorden, sin embargo con método se pueden mitigar
Hablar de los factores que contribuyen a la desorganización, es hablar de la forma más pura de desorden situacional, las crisis. La vida va y no se detiene, eso lo sabemos. Tampoco es secreto que cuando la vida da, da a manos llenas, incluidas las situaciones que conjugan crisis y desorganización. Veamos esta entrega con algunos factores considerados crisis que se nos presentan a lo largo de nuestra existencia
Crisis de salud
Como seres vivientes, hay momentos en que nos enfrentamos a problemas de salud tanto física como mental. Muchas ocasiones es un deterioro paulatino que puede ser atendido de manera pertinente. Sin embargo, hay ocasiones que el colapso se da sin previo aviso. Cuando una casa se ve impactada porque uno de los integrantes ha sufrido una emergencia de salud, las cosas se ponen caóticas y así, la presencia del orden se desmorona. Es válido darse permiso de atender la urgencia, no sentir culpa por el estado de nuestro hogar. Al final, se trata de estar vivo y saludable antes que prolijo y organizado.
Fallecimientos
La muerte de un ser querido marca una impronta en la vida de los supervivientes. Tristeza, depresión, estado de consternación y hasta la negación del acontecimiento se hacen presentes. Inevitablemente la dinámica de nuestra vida cambia. Si además la persona no dejó asuntos en regla agrega una capa más de complicaciones. Es natural y es necesario darse permiso de dolerse por la muerte, llevar a cabo un duelo y eventualmente llegar a la aceptación de una nueva forma de vida sin nuestro ser querido. Este es quizá una de las crisis que más complicaciones puede traer a la persona y por ende a sus sistemas de organización.
Accidentes
Los accidentes siempre están presentes en nuestras vidas. Algunas veces son menores que crean una cantidad pequeña de caos. Hay accidentes que por el contrario vuelcan la vida de las personas involucradas de pies a cabeza. Pensemos en un accidente de automóvil. Existirá la angustia y las secuelas económicas, de salud e incluso mentales. Una persona que pasa por esto tiene que tomarse el tiempo para retomar el rumbo, así mismo su familia que desgraciadamente se verá impactada por el hecho.
Modus vivendi
Nuestro modo de viva es básico para poder hacernos de nuestras necesidades, gustos y hasta caprichos. ¿Qué sucede si perdemos esa fuente de ingresos? Lógicamente habrá un impacto, que llevará incluso a tener desorden, quizá en la casa, quizá en las finanzas, quizá hasta en los pensamientos. Ahora bien, no solo perder el empleo genera caos. También puede haber caos por cambiar de empleo, aún cuando se trata de un mejor puesto o mayor ingreso. La rutina cambia, las necesidades cambian y muchas veces no estamos preparados para el nuevo tren de vida al que nos hemos subido.
Crisis y desorganización familiar
Divorcios, separaciones, división de familia por motivos laborales o escolares, conflictos con familiares inmediatos o extendidos. Hay tantas razones por las que nuestra mente se ve obligada a dejar de pensar en lo ideal para tratar con lo urgente. Las crisis familiares suelen se un ejemplo claro que además involucra muchos sentimientos encontrados. Cuando se tiene el corazón apachurrado no se puede poner mucha atención al desorden y menos a cómo resolverlo. ¿O tú crees que sí?
Trauma
Los traumas son una herida emocional o psicológica que puede conducir a problemas severos de salud mental. Dicho esto, estos traumas pueden estar relacionados con situaciones que evitan mantenerse organizado y tener orden. Solo por mencionar a la depresión como resultado de uno o varios traumas, puede impactar en que la persona no tenga deseos y que físicamente se vea impedida para poner en control su espacio. Lo mismo con otras situaciones derivadas del trauma.
Disruptores en crisis y desorganización
Los elementos que rompen abruptamente con el estatus quo, o el estado de las cosas, se consideran disruptores. El disruptor crea crisis y la crisis puede incidir directamente en la desorganización. Se suelta el control no por gusto sino por necesidad. Cuando la crisis golpea, solo hay dos formas de controlarla, eliminando el disruptor, o adaptándose a él. Los organizadores profesionales somos expertos en ayudar a la gente en ambas arenas.