Algunas lecturas realice para la crear el artículo sobre la Técnica Pomodoro, pero mucha de la información que leí, era para hablar cosas negativas de la misma. Por algo comentaba al final de aquella publicación que no podemos hablar de un método como receta infalible, pues tal vez a uno le funciona mientras a otro no. Al parecer los pomodoros no están libres de problemas y pueden en ocasiones terminar como salsa machacada en el molcajete. Por eso decidí hablar de acuerdo a gente conocedora, de los aspectos menos placenteros de esa técnica y de una contra propuesta conocida como el Timeboxing.

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De acuerdo a Jeroen Sangers escritor del blog El Canasto no recomienda utilizar la técnica para todo aún cuando en ciertos casos puede funcionar. Considera que no siempre es posible dividir la tarea en bloques de tiempo tan específicos como lo son los pomodoros de 25 minutos “Tengo muchas tareas más pequeñas, y también tareas de, por ejemplo, 40 minutos. Si estoy trabajando en una tarea complicada, que requiere mucha concentración, necesito al menos diez minutos para entrar en la zona, estado de enfoque profundo. Luego sólo me queda un cuarto de hora hasta el final del pomodoro. Si quiero continuar con la misma tarea después de la pausa, pierdo otra vez los primeros minutos para concentrarme. En este caso, prefiero trabajar durante una hora y luego tomar una pausa.

Además, la técnica no tiene en cuenta los cambios en mi capacidad de concentrarme durante el día. Por la mañana puedo enfocarme sin problemas durante una hora, mientras que al final del día no aguanto tanto tiempo”  Otro de los puntos negativos que encuentra es la aparente inexistencia de por qué deben ser los pomodoros de 25 minutos “Parece que simplemente es para encajar dos sesiones en una hora, pero no está relacionado con nuestro funcionamiento.”

Su propuesta es utilizar otro método, el Timeboxing. Esta, aunque con similitud porque engloba el tiempo en medidas no es tan estricta en cuanto a los minutos que componen cada unidad. Aquí tú determinas el tiempo que dedicarás de acuerdo al tamaño de la tarea, pueden ser menos de 25 minutos, pueden ser 40, 50, etc. La clave consiste en dar tu completa atención a la tarea y completarla en el marco de tiempo que estableciste para realizarla. El Timeboxing ha de establecer las tareas de acuerdo a sus prioridades y magnitud, teniendo en cuenta que es más conveniente hacerlo por semana, así al paso que determinas las tareas y su tiempo establecerás una especie de agenda, en ella bloquearas los tiempos requeridos para las tareas, te ajustarás a cumplir y reducirás las interrupciones y claro te darás pausas al termino para poder liberar tu mente de la tarea resuelta.

De acuerdo al blog Tus Buenos Momentos, las ventajas de esta técnica se resumen en

Mayor concentración. Nos esforzamos durante un período de tiempo limitado, intentando avanzar todo lo posible.

Se minimiza la posibilidad de procrastinar; porque, si la tarea no nos gusta nada, sabemos que nos la quitamos hoy de en medio después de ese mal ratito.

Más control. Un tiempo fijo para una tarea, en lugar de ir acabándola con minutos que tomamos de aquí y allá, nos da una idea de cuánto nos ha costado terminarla; cuánto tiempo efectivo de trabajo ha supuesto. Esa información nos es útil para posteriores tareas.

Permite insertarse entre las tareas prioritarias.

Se terminan más tareas, con el beneficio que eso supone para la motivación a la hora de enfrentarse a otras tantas.

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Esta técnica es más similar a lo que yo uso para trabajar, si bien no estructuro mis tiempos tan severamente si les destino un orden y un tiempo para trabajarlos, con el beneficio que me lleva terminar tareas a tiempo. Eso sí, al igual que con la Técnica Pomodoro te recomiendo que pruebes con el Timeboxing pues solo usándolo sabrás si es lo indicado para tu caso particular.