La lectura es una de las actividades en las que nos vemos íntimamente inmersos en nuestro día a día, unos con el gusto por las novelas, otros con los libros técnicos para aprender cosas para el trabajo unos más con la ligereza y avidez por las revistas o periódicos. Todo eso es maravilloso pero hay ocasiones en que las revistas y los libros nos atacan, porque dejan de encontrar su cuna en revisteros y estantes invadiendo sillones mesas y muchas veces hasta el piso. Los argumentos para no deshacernos de ellos son tan variados, los principales, que sentimos que es información y es un desperdicio sacarla a la calle; otra excusa es que se encuentra plagado de recetas o artículos que no queremos perder. Claro, la cosa no para ahí, razones hay muchas pero con unos pocos puntos tratados podemos refutarlas y encontrar un punto de equilibrio para organizarles.

Lugar para guardar. En organización esta es una regla de oro, todo debe tener un lugar para ser guardado, lo que equivale a que cuando el revistero y el libero llegaron a cubrir su área o volumen con ejemplares de información, viene el momento de tomar decisiones para no permitir el desborde de información en forma de caos.

Llega el nuevo se va el viejo. Esta regla la podemos aplicar para ambos casos si llega una nueva novela de amor, el thriller catalogado como el Best Seller del año o la nueva Cosmopolitan del mes, es momento de tomar la novela ya leída o la revista pasada para decirle adiós. Bueno si la regla te parece drástica, marca un número de fascículos o libros y mantente a raya con ellos.

Recortar lo interesante. Muchos argumentos para no deshacerse de las revistas principalmente es que tienen recetas, artículos de interés o datos curiosos que pueden servir para después. Seamos realistas, el porcentaje de ocasiones que recurrimos a ejemplares pasados es tan ridículamente bajo que no podemos usar esto como argumento, aún así, es mucho más recomendable que recortes esos datos útiles y los almacenes en un álbum o en un archivo de acordeón así no tienes que guardar 100 páginas solamente un par; además la rapidez con que puedes reacceder a esos datos será mayor. Para los libros soy más sentimental, no te diría que los recortes, para eso puedes recurrir a dos técnicas la de fotocopiar o mi favorita, digitalizar por medio de un escáner la información importante. Me gusta más la digitalización porque el fotocopiado puede generar un exceso de papel si no consigues dominar tus ansías de colectar.

Leer y rolar. Libros o revistas por igual, su finalidad es que nos aporten un momento de ilustración, un poco de aprendizaje o entretenimiento puro sin falsas pretensiones. Al leer el libro o las revistas en turno, considera rolarlos a tus familiares o amigos para que también ellos tengan la oportunidad de gozar con la palabra escrita; de ese modo podemos ahorrar no solo unos pesos también aportamos a la conservación del ambiente al no generar tanto desperdicio de papel. Una opción alternativa en particular con los libros es donarlos a bibliotecas públicas, centros comunitarios o escuelas, siempre te lo agradecerán.

Suscripciones hora de cancelar o conservar. Hay quién tiene suscripciones a varias revistas y periódicos, si tu eres una de esas personas lo que necesitas hacer es simple; detente un momento, haz una lista de todas las suscripciones de que dispones, valora cuáles de ellas tienen información que se ajuste a tus necesidades actuales, porque puede ser que una de ellas la vengas arrastrando de años atrás cuando tu interés era la cocina macrobiótica, la decoración de pasteles o la crítica social y resulta que hoy día tu mente apunta en otra dirección. Tal vez algunas de esas suscripciones ni siquiera las lees porque no tienes el tiempo de hacerlo, se realista pues y solo paga por lo que realmente usas. El conocimiento no se transfiere por ósmosis.

Apostar a lo digital. La mejor herramienta hoy por hoy para la organización de libros, revistas o periódicos, las versiones digitales. Abraza con gusto esta opción, en mi caso me han ayudado mucho, porque he encontrado información igual de fresca sin mencionar más fácil de organizar en las versiones digitales, solo necesitamos una computadora, Smartphone o Tableta para acceder a esa información, mucha incluso tiene versiones gratuitas o más económica que las versiones en papel.

Solo tú tienes la última palabra para que la palabra escrita, valga la redundancia, sea un solaz de gusto y no un dolor de cabeza que acumula polvo en los rincones, recuerda que muchos insectos además se atraen por el papel en caos.