Suficiente no es una palabra muy usada hoy día. Parece nada es suficiente, posesiones, compromisos, menos la organización. ¿cómo lo suficiente es adecuado?

El modelo actual de consumo va dictando que para ser importantes, sentirnos bien, vivir con comodidad, en pocas palabras, ser exitosos, debemos tener más de todo. Más es más, es la filosofía reinante. La realidad dista mucho de ello. Si trasladamos el principio de más es más a la organización de espacios, veremos que el estándar estético-funcional, al menos en revistas de interiorismo, pugna por no conformarse con un suficiente. El ideal de perfeccionismo están presente siempre.

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Perfeccionismo

Muchos hemos pasado por esta etapa, otros quizá sigan en ella. Habrá quienes incluso toda su vida estén en el paraje del perfeccionismo. ¿Es bueno ser perfeccionista? Más que preguntar si es bueno, deberíamos decir, si el perfeccionismo afecta mi relación con los demás y mi espacio, es algo que no necesito. Claro que todos queremos la belleza, la funcionalidad, la hermosura. Cuando se trata de espacios organizados no es la excepción. Sin embargo, lograr la “perfección” requiere tiempo, esfuerzo y recursos más amplios. Más atención al detalle, más estrés por alcanzarlo, más angustia por no alcanzarlo, parálisis por asumir que no se logrará, esperanza del momento idóneo. Si tu necesidad de perfeccionismo te deja con alguna de estas sensaciones, entonces la respuesta es, no es bueno. Si no te afecta puedes practicarlo responsablemente.

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Qué es lo adecuado

Digamos que lo adecuado es aquel nivel en la escala en que puedes vivir con ello, sin que cause estrés, dolor, angustia o sentimientos de poca valía. Si tu estándar de organización es que todo esté en ciertos lugares, de manera funcional, con facilidad para seguir el sistema de organización y no te incomoda que esté lejos de llegar a la portada de Casa Viva o Casas y Gente, felicidades, lograste llegar al adecuado. Ese punto es el dulce punto en que te sientes en control, sin que te lleve a perder la razón por un poco de desaliño ocasional. Algo que tampoco te rompa la espalda por tratar de mantenerlo. Ese es el delicioso punto de lo adecuado.

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Mi adecuado, tu adecuado

Claro es que mi nivel de adecuado es distinto del tuyo. Como organizador profesional de espacios, debo ser muy consciente de esto. No puedo imponer ni mi sistema, ni mis creencias (en cuanto a organización), ni mis métodos. Puedo demostrarlos, enseñarlos y transferirlos a aquellas personas deseosas de abrazarlos. El límite es lo que es bueno para la persona que quiere organizarse, ese es su adecuado, no el mío. Mi adecuado funciona para mi, para ti, funcionará el que tu determines como tal.

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No te desgastes comparando tu espacio al de otra persona, si bien sirve de referencia, no quiere decir que debas cumplir con los mismo parámetros. Dejemos fuera esa idea de que para encajar, debemos ser como los demás. Aprendamos a ser únicos y a expresarnos de esa manera. ¿Quieres ayuda para encontrar tu adecuado? ¡Llámame!