La depresión clínica es una condición que se interpone con la organización. Quién la padece lucha entre el deseo y la disposición de hacerlo.
Educarnos sobre condiciones como la depresión es importante, no solo como organizadores profesionales de espacios, también como personas que queremos vivir en entornos agradables, con organización y orden. Cuando una condición de este tipo nos aqueja o aqueja a nuestros seres queridos, podemos encontrarnos como en un laberinto sin salida obvia. Es un intrincado proceso que requiere de paciencia y entendimiento de ambas partes, la afectada y la que está como espectadora. Como organizadores, saber de su manifestación y causas nos otorga herramientas para delinear estrategias para trabajar de manera exitosa con estas personas.
Depresión y cómo la definen los expertos
La depresión son los estados de tristeza que pueden ser temporales en ocasiones, hasta los que son persistentes y grave. Es aquí cuando se utiliza el término depresión clínica. Según la definición de la Clínica Mayo, “la depresión clínica es la forma más grave de depresión y también se la denomina «depresión mayor» o «trastorno depresivo mayor». No es igual a la depresión provocada por una pérdida, como la muerte de un ser querido, o por una enfermedad, como un trastorno tiroideo”. Entre sus síntomas se encuentran tristeza, ganas de llorar, vacío, desesperanza, enojo, frustración, alteración del sueño, fijación con la muerte, pensamientos suicidas, lentitud de movimientos, dolores corporales sin motivo aparente y problemas para tomar decisiones.
Desorganización crónica y depresión
Vivir en un entorno desordenado es algo que tiene remedio, sin embargo, cuando hay una condición subyacente como la depresión, podría estarse manifestando una desorganización crónica, porque hay gente que lleva el trastorno depresivo como una carga por años. Eso va limitando sus posibilidades de vivir al máximo de sus capacidades. Esto también se va a reflejar en sus propios espacios. Con problemas físicos, falta de energía y pensamientos intrusivos, no va a haber mucho espacio o voluntad para ordenar la casa, menos para establecer un sistema de organización eficaz por cuenta propia. Dicho esto, un organizador profesional de espacios podría venir a ser parte de la solución, al menos en lo que respecta a las posesiones y su gestión.
¿Podemos poner orden en estado depresivo?
¡Claro que podemos! Y aquí no te voy a salir con el argumento desechable de echarle ganas o buscar un motivo para seguir. No, se trata de conocer cómo el cliente resiente su situación, ser comprensivos y convertirnos en un soporte. El proceso no puede ser igual de veloz, debes dar tiempo y espacio a la persona para que digiera lo que se hace. Es muy probable que esté presente pero no mueva ni un dedo, porque no tiene energía. Haremos por esta persona lo que ella no puede hacer por sí misma. Seremos un apoyo claro y bien dirigido a la meta de procesar sus pertenencias, llevarle por el camino del orden y establecer un sistema que en sus condiciones le funcione. Sesiones cortas, asertivas, claras y con tiempo para que procese sus emociones, porque habrá una montaña rusa de estas. Recuerda siempre es acerca de la persona, no de las cosas. Las cosas solo son una manifestación física de lo que ocurre con la persona en un nivel más íntimo. ¿Escucho que necesitas ayuda? Estoy para ayudarte haciendo un plan acorde a tu individualidad.