Tal como están las cosas hoy día, el descontrol no es extraño. Aún cuando nos esforcemos, suele suceder y hoy mi día está descontrolado.
Así me siento hoy. Ni más ni menos. He estado haciendo que mi vida retome su curso natural. Desde la típica euforia del año nuevo y su natural descontrol, hasta salir de mi segundo contagio de Covid. Las cosas han ido cuesta arriba, aunque a este punto de febrero puedo decir que ya casi estoy al día (o casi) con mis actividades y rutinas. Sin embargo, hay pendientes que se escurren de las manos como cuando están llenas de jabón.
¿Qué propicia el descontrol?
Lo propicia la falta de prevención, de planeación, de pensamiento y acciones asertivas. Pero sobre todas esas cosas, el descontrol se suscita por situaciones que irrumpen sin pedir permiso. La vida es así y las cosas pasan lo quieras o no. Un disruptor o varios aparecen y sin mas nos roban la calma. ¿Y qué crees? Si más te resistes, el descontrol persiste.
Determina tu alcance real
Nunca falta esa situación en que la m… golpea el ventilador y se arma un merequetengue. La ansiedad como la inflación sube. Los cambios de humor drásticos y repentinos nos golpean. Todo parece ir de mal en peor. En ese preciso momento una de las pocas cosas útiles además de calmarse es determinar cuál es tu alcance real dadas las presentes circunstancias. Digamos que es control de daños. Ya no vas a poder completar tus pendientes ni poner todas las cosas en orden, pero si puedes decir cuáles de ellas son verdaderamente prioritarias y hacer el mejor de tus esfuerzos para darle salida. Hacer lo que se pueda es mejor que solo mirar como todo cae en pedazos.
Gentileza en el espejo
Ahora detente y mírate al espejo. Imagina que el reflejo es otra persona a la que muestras gentileza. Ahora traslada esa gentileza hacia tu persona. Está bien no siempre tener el control. Está bien tener algunas cosas en control. Está bien reconocer el descontrol y hacer las paces con ello. Si no te das permiso sucede que las cosas comienzan a descontrolarse más. Cuando algo puede salir mal, todo sale mal, la famosa Ley de Murphy. Así que, si mejor das un paso atrás, respiras, te detienes un minuto y te das oportunidad, la energía cambia y los resultados también.
Hoy tanto permiso me di por el descontrol que hice una aportación ligera y sin pretensiones. ¿Te estás dando permiso?
Postdata: Por poco se acaba el día y no publico este artículo que recién escribí.