“Es bueno celebrar el Día Internacional de la Mujer, pero es mucho mejor reconocer su labor a lo largo del año, como pieza clave en el desarrollo mundial.”
El pasado sábado 8 de Marzo, se ha celebrado el Día Internacional de la Mujer. Ese día por declaratoria de la ONU, se celebran los logros, aportaciones y retos que enfrentan las mujeres de todo el mundo. Tengo la convicción de que si bien es bueno celebrar un día para cierto evento, es más importante que todo el año se reconozca, como en este caso a las mujeres. Providencialmente, llegó a mis manos este escrito anónimo que me pareció perfecto para la ocasión, pues habla de la importancia que damos a la mujer pero lo poco que agradecemos su disposición.
Una mujer tenía muchos problemas. Había estado ganando peso y perdiendo pelo. No dormía, se mordía las uñas y rechinaba los dientes. Era irritable, gruñona y amargada. Hasta que un día, de pronto, ella cambió. La situación estaba igual, pero ella era distinta.
“Mujer -dijo su marido- llevo tres meses buscando trabajo y no he encontrado nada, voy a tomar unas cervezas con los amigos.”
-Ah, está bien -Contestaba la mujer- Ya encontrarás.
“Mamá -dijo el hijo- reprobé todas las materias en la escuela.”
-Ah, está bien. -Respondió la mujer. -Ya te recuperarás y si no pues repites el semestre. Pero te lo pagas tú.
“Mamá -dijo la hija- Choqué el carro.”
-Ah, está bien -Suspiró- llévalo al taller, busca como pagar y por lo pronto muévete en camión.
La familia se reunió, preocupados al ver estas “no reacciones” de la mujer. Sospechaban que hubiera ido al médico para que le recetara algún calmante y estuviera ingiriendo una sobredosis.
Propusieron hacer una “intervención” para alejar a la mujer de cualquier posible adicción que tuviera hacia algún medicamento.
Pero cuál fue su sorpresa, que cuando se reunieron en torno a ella, la mujer explicó:
“Me tomó mucho tiempo darme cuenta de que cada quien es responsable de su vida, me tomó años descubrir que mi angustia, mi mortificación, mi depresión, mi coraje, mi insomnio y mi estrés, no solo no resolvían sus problemas sino que agravaban los míos. Yo no soy responsable de las acciones de los demás, pero sí soy responsable de las reacciones que yo exprese ante eso. Por lo tanto, llegué a la conclusión de que mi deber para conmigo misma es mantener la calma y dejar que cada quien resuelva lo que le corresponde. He tomado cursos de yoga, de meditación, de Desarrollo Humano, de Higiene Mental y de Programación Neurolingüística…y hay un común denominador, finalmente todos conducen al mismo punto… eso es que yo sólo puedo tener injerencia sobre mi misma, ustedes tienen todos los recursos necesarios para resolver su propia vida. Yo podré darles mi consejo si acaso me lo pidieran y de ustedes depende seguirlo o no. Así que de hoy en adelante, dejo de ser el receptáculo de sus responsabilidades, el costal de sus culpas, la lavandera de sus remordimientos, la abogada de sus faltas, la depositaria sus deberes o su llanta de refacción para cumplir sus responsabilidades.”
“Los declaro a todos adultos independientes y autosuficientes.”
Todos se quedaron mudos.
Ese día la familia comenzó a funcionar mejor… Porque cuando mamá está bien, todos en la casa sabrán lo que les toca hacer.
Si bien el Día Internacional de la Mujer ya ha pasado, no dejemos que el espíritu se pierda, la mujer es pilar de tantas actividades, de tantos centros de trabajo, de tantas familias, que debemos celebrar sus logros y hacer más equitativo el entorno. Además te invito a conocer la serie de entrevistas que realicé en Octubre dónde varias mujeres nos hablaron de sus retos, como madres, amas de casa, trabajadoras, etc. Conoce a Teresa, Claudia, Mariajosé, Martha, y Elizabeth.