“El arte como medio de expresión, como medio de denuncia o como medio de transculturación, Eduardo Sarabia remueve el pensamiento y las entrañas”
Parte de mi licencia del blog incluye hablarles de una visita que hice al Instituto Cultural Cabañas, conocido por los tapatíos como el Hospicio Cabañas. Hoy transformado en un recinto para el arte y sus muchas manifestaciones, el Hospicio dejó atrás su historia de casa de huérfanos para eventualmente ser reconocido como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Mis pasos fueron guiados hasta dicho recinto por una publicación que hiciera Rocío Jiménez en su blog Casa Haus, acerca de una intervención hecha por Daniel Buren en varios de los 23 patios de la construcción.
Al ver sus imágenes sentí curiosidad, porque en principio afloró mi academismo como Arquitecto sintiendo un poco de molestia, pues creí que tales trabajos afectaban la construcción, cosa que me pareció lastimosa. Claro no dejaba de pensar que era interesante de cualquier modo. Total que fui y agradablemente vi que buena parte de la instalación era sobre paneles de MDF que no afectaban la integridad de la obra, otras más si bien si se servían de ella, no era en una manera irrespetuosa ni mucho menos irreparable, por lo que pude disfrutar los Trabajos In Situ del artista. Si te diriges a este vínculo puedes apreciar el dato.
Exposición de Amor-Odio
Al tiempo de estar ahí, pasee por las salas para apreciar la exposición Eduardo Sarabia, que es una recopilación de trabajos que por diez años ha hecho este artista originario de Los Ángeles y avecinado en Guadalajara. Se dice de él, que es uno de los artistas plásticos más importantes al momento en nuestro país. Su tópicos, son variados pero todos tienen que ver con aspectos de la idiosincrasia mexicana, su artesanía, su manera de ver la vida, parte de las experiencias de este artista chicano en su contacto con México y sus raíces.
Debo confesar que dadas las circunstancias que atraviesa nuestro país, tuve un poco de amor-odio por la exposición, pues toca temas que de un modo u otro son sensibles a nuestra vista. Con el tiempo empecé a entender más su propuesta, pues mezclar elementos característicos de México, como su artesanía o el boom de las tiendas Oxxo que intentan desterrar la idea de la tiendita de abarrotes, con miradas al mundo del narco, la opulencia de estos y la manera como sus relaciones se entretejen con las autoridades más en una simbiosis que en una lucha. Nadie dijo que la verdad fuera fácil de digerir, ni tampoco amable.
El narco en el arte
Así pues hay piezas de cerámica que emulan la talavera poblana con un tema central del desnudo femenino haciendo alusión a las buchonas o novias del narco; la mariguana pintada a la par de hieleras con el logotipo de Oxxo, o bustos de Jesús Malverde conocido como el “santo” de los narcos quien fuera una especie de Robin Hood mexicano y cuya existencia no es muy clara. La piezas que más me atrajeron fueron las de cerámica, ahora que lo pienso porque me sentí afectado por las otras, por lo que implicaban a mi propia idiosincrasia de México.
[Tweet “El arte como método de respuesta a temas sensibles”]
Muchas de sus piezas nos hablan del un orgullo mexicano que en cierto modo se ha visto amedrentado o a veces permeado de una cultura de delincuencia, pareciendo que la transculturación generada por esa vida, deslumbre a muchos y se busque imitarla ante la incertidumbre de nuestro país. Se que es un tema duro de tocar, pero no por ello es menos real, al final de cuentas el arte sirve para hacer despertar al espectador, para hacerlo reaccionar, para obtener una emoción estética y si bien, delicado el tema puede ayudar a cobrar conciencia de que en nuestras manos está cambiar y mejorar nuestro proyecto de nación.
Si te llama la atención, la puesta de Eduardo Sarabia es parte del Festival de Mayo pero estará abierta hasta agosto.