El pecado de creer que tenemos la memoria perfecta, es mejor resumido como el pecado de sobre agendar compromisos. Ser realista con tus capacidades de memoria es importante, y aunque pudieras tener memoria eidética cosa que dudo dado la rareza de los casos, es mejor que no confíes solo en ella, sino que también te apoyes en el papel y el lápiz o en estos tiempo de modernidad en los dispositivos móviles o computadoras.
Es más fácil de lo que piensas, caer en la situación de agendar dos citas o eventos para el mismo momento, porque el mismo ritmo de vida tan acelerado hace que nos olvidemos de primer instancia que ya teníamos pactado otro compromiso. Hay caso que también debes considerar como los casos donde si bien no sobrepones asuntos, si olvidas que para llegar de un lugar a otro no tomas en estimación el tiempo de traslado, o la posibilidad de retrasos no solo de tu parte si no de aquellos con quienes compartirás el tiempo. Todas las variables deben ser tomadas en cuenta, para no caer en el estrés provocado por tiempo incumplidos. El tiempo es preciado por eso hay que cuidarlo severamente.
La penitencia si bien es muy simple, es probablemente la más difícil de seguir; tu memoria es buena pero déjala libre para cuestiones que no vayan a fastidiar tus objetivos, para lo que es importante usa la agenda y considera tiempos de transición, traslado y contratiempos. Aplica esta misma medida para tus asuntos como para aquellos procesos que involucren no solo tu participación, pues no querrás compartir responsabilidades negativas por no haber considerado todas las variables de la ecuación.