Ser malo por soltar es uno de los sentimientos de culpa que más afecta los intentos de organización de una persona, especialmente desorganizada crónica.

Todo intento de organización conlleva una serie de esfuerzos físicos, mentales y anímicos. Es un reto y más de las veces, una tarea titánica. Es por ello que contar con la ayuda de un organizador profesional de espacios, hace que la tarea se vuelva estructurada y la meta alcanzable. Eso, si, en el proceso vas a encontrarte con decisiones difíciles, tanto que tomarlas puede llegar a generarte sentimientos de culpa, porque vas a pensar que eres un mal amigo, mal hermano, mal hijo, en general mala persona por soltar apegos vinculados a las cosas que posees. La realidad es que la culpa es un sentimiento que deberíamos erradicar de nuestras vidas especialmente cuando deseamos aspirar a un nuevo estilo de vivir, que nos llene más de satisfacciones y nos ancle menos al pasado.

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Soltar El Apego No Es Motivo De Culpa

Soltar los apegos emocionales es quizá una de las cosas más difíciles que podemos hacer. Desentrañar y desenterrar esas emociones negativas nos pone en miras de una nueva perspectiva. Al querer organizarnos, este tipo de decisiones se verán multiplicadas. Hay las cosas que heredamos de los familiares que han muerto, los regalos recibidos por cumpleaños, graduaciones, declaratorias de amor, entre otras tantas cosas. Todos esos objetos tienen una historia y de alguna manera entre la historia, le tejemos sentimientos, unos positivos y otros negativos. Por ello cuando decidimos cambiar y vemos la necesidad de soltar algunas cosas, entran en conflicto nuestras emociones. Empezamos a recriminarnos por querer eliminar del armario el suéter que nos tejió la abuela. Sufrimos un episodio de parálisis por tirar las cartas de nuestro gran amor, que a la postre resultó ser un amor imposible. No concebimos la idea de donar el regalo de bodas de los compadres. Experimentamos dolores del alma, cuando no físicos por pensar en tirar el dibujo hecho por nuestro primogénito hace 25 años en su clase de arte del preescolar. Nos remontamos en recuerdos, felices unos, desagradables otros pues sentimos mucha culpa, al tiempo también sentimos que nos van a atacar de indolentes, fríos y de ingratos por no “querer conservar y tirar” todas esas pertenencias, que son parte de nuestra propia vida.

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No Eres Mala Persona, Tratas De Vivir Diferente

Si, las cosas formaron y forman parte de nuestras vidas, pero no, no son la vida misma. Cada cosa, objeto, posesión, son solo comodidades, reflejos físicos y materiales acumulados de lo que ha sido nuestro paso y deambular en el vivir. Pero la vida es mucho más que cosas tangibles, la vida está hecha de momentos, momentos almacenados en las bóvedas de nuestro pensamiento, de nuestro cerebro. Las cosas, aunque tengan un valor sentimental, no son los sentimientos que guardamos por las personas que nos han tocado de algún modo el corazón. Las cosas no son ellos, aunque nos los recuerden. Así pues, soltar el balón de fútbol y donarlo a una liga de pequeños que aspiran ser jugadores profesionales, no hará que el sentimiento por tu padre, quien te regalara ese balón antes de morir disminuya. No vas a ser mala persona porque la vajilla que te dieron en tu boda ya no tiene cupo en los gabinetes de la vida que quieres construir desde hoy. Debes tener bien claro, las cosas pueden ser anclas y las decisiones son las velas para navegar ¿Entonces que prefieres, levar anclas o bajar velas? La vida es corta y debemos procurar felicidad en ella, esta puede venir cuando decidimos aspirar a otra cosa.

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Lo Regalado Es Del Homenajeado

Esta es una regla de oro. Las cosas que regalamos son desde el mismo momento que las damos, propiedad de la persona que las recibe, lo que esta haga con ellas, es asunto enteramente de esta persona. Fuera sentimentalismos baratos y fuera también sentimientos de culpa. Se trata de reconocer que un obsequio nos hace felices, crea un momento que alojamos en el corazón y mente pero que no está ligado permanentemente al objeto. Por tanto, tirar, donar o reobsequiar algo, no es ni por asomo una falta de respeto ni de amor. Es sencillamente, valorar lo que a cada cual le encamina a vivir una vida más simple, más productiva y más enriquecedor. No eres al final de cuentas, malo por soltar los apegos materiales. Menos si un objeto provoca más negatividad que alegría en nuestra vida ¿Cuál es tu opinión al respecto?

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