“Tener independencia en materia de organización, es estar liberado del lastre de las cosas. Evita que las cosas te posean a ti, en lugar de tú a ellas”

La publicación de hoy coincide con la celebración en México del Aniversario de la Independencia. Por eso me inspiré para escribir unos párrafos, trasladando la idea de independencia al ámbito de la organización del hogar y de la vida. ¿Cómo es esto pues? Sé que suena raro, que no es materia de equiparación un evento histórico de un evento cotidiano, pero en el fondo, son muy similares los procesos de independización, ya verás.

INDEPENDENCIA EN ORGANIZACIÓN

En el acto independentista de México, una revuelta propiciada por libre pensadores, propicio que al paso de años de lucha y conquista, nuestro país surgiera como una nación libre. Acompañando a esta situación, no solo dejamos de depender de España, también se abolió la esclavitud y ningún hombre o mujer, puede ser objeto de propiedad. Ahora en nuestra vida cotidiana, conforme nos hacemos de dinero, producto de nuestro trabajo o nuestras inversiones, empezamos a destinar recursos a comprar satisfactores; comida, vestido, diversión, cultura, etc. Otro tanto del capital lo destinamos a comprar cosas que no son satisfactores indispensables, pero que si hacen la vida más agradable y sencilla; un televisor, discos de música y películas, accesorios de casa, ropa adicional a la estrictamente indispensable. Estas cosas empiezan a cobrar un valor, no solo monetario por lo que costaron, también uno emocional, pues van acompañando momentos, emociones, sensaciones, que quedan prendados de esas cosas.

Hemos Aprendido Que Al Tener Capital Habemos De Adquirir Satisfactores

Pasa el tiempo y en mayor o menor medida, adquirimos más y más cosas. En el trayecto, es posible que nos deshagamos de cosas también, como parte de un sano intercambio de lo que tenemos y usamos y de lo que no y podemos desechar. Aquí es donde podemos perder un poco la vereda de lo que es importante, olvidándonos que poseemos cosas permitiendo que estas a su vez nos posean. ¿Tus ojos dan vueltas pensando que soy un tonto? Bueno te explico cómo es que las cosas logran en ciertos momentos, poseernos a nosotros y no al revés.

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En el momento que tengo equis cantidad de pertenencias en casa, mantengo un cierto inventario mental de ellas. Sé a groso modo cuántos libros tengo, o discos, o ropa. De igual modo en ese inventario, tengo apreciaciones mentales de los costos de esas cosas; o por lo menos tengo una idea de cuánta inversión he hecho para tenerlas. Si alguien me dijera que tengo más cosas en casa de las que la casa puede albergar, empezaría una debacle; ¿Es verdad? ¿Es mentira? ¿Es envidia? Pasada la disertación, haría mi balance, si el argumento fuera válido y yo lo acepto por tal, lo más seguro es que empiece a organizar la casa, sacando cosas que no necesito, que representan utilidad o que ya están más allá de su punto de interés en mi vida. En cambio, si el argumento lo tacho de falso o incendiario, diré y quizá más precisamente, pretextaré que tengo esas cosas por si las necesito, porque me costaron caras, porque si caben en el espacio, etc. Ahí es donde puedes darte cuenta que las cosas te tienen a ti y no tu a ellas.

Las Cadenas Se Rompen Cuando Queremos Ser Libres

Cuando ponemos más interés en las posesiones, dándoles un valor por encima de las relaciones, de las personas o de las experiencias; dejando que su valor utilitario se divinice o exagere, es el momento de cuestionarnos ¿Realmente importan tanto en mi vida una serie de cosas que no uso o no forman parte de mi visión de vida? Es ahí el momento de lograr la independencia de las cosas, tener independencia en la organización, así podremos conservar aquello que realmente tiene sentido, buscándole un lugar propio y dejando partir lo que ya no tiene esa chispa para nuestro plan de vida. Las cosas tendrán un valor por utilidad, belleza o costo, pero ese valor, nunca debe ser más importante que las personas, nuestra integridad, seguridad y sanidad mental. Así que si de momento hay cosas que encadenan, piénsalo y rompe grilletes para ser más libre.