El universo nos provee de estímulos. Los estímulos son información que llega a nuestro cerebro que a veces puede provocar desorden.
Información y desorden están ligados aunque no lo creas. Al recibir información externa en la conexión estímulo-sentidos, dichos datos se van a nuestro cerebro para ser procesados e interpretados, resultando después una retroalimentación con nuestro entorno. Cuando el proceso no se lleva a cabo de manera adecuada o porque existen limitantes en nuestra computadora interna (cerebro), habrá un impacto en nuestras actividades, nuestra manera de relacionarnos, en nuestra forma de vivir.
Aquí es donde tratar de implementar la organización a través de sistemas puede fallar. Recordemos que las personas que afectadas por la desorganización crónica no cuentan con herramientas y habilidades suficientemente fuertes para mantener el orden y la organización en casa o el trabajo. Al estar comprometido el recorrido de la información y su posterior procesamiento, crea retos particulares. Este es el siguiente fascículo de conocimiento derivado de la hoja técnica Factores que contribuyen a la desorganización del ICD®. ¡Disfrútala!
Me quiere, no me quiere
Seguro recuerdas eso de deshojar la margarita. Un método de eficacia cuestionable para tomar decisiones. Era permitirle al azar elegir para no hacerlo por cuenta propia. Yo solía usar el “de tín marín, de do pingüé”. Esto viene a colación porque hay personas que debido a su procesamiento de información, encuentran punto menos que imposible tomar una decisión. La vida está hecha de decisiones pero si yo tengo problemas al manejar la información para elegir, empezaré a potenciar aquello de que el desorden son decisiones postergadas. Hay quien lo haga por desidia, más hay quien lo hace por que el proceso de pensamiento se ve retado de manera importante. Si la persona tiene dificultad para decidir, podemos como organizadores profesionales, habilitar mecanismos para facilitar esa toma de decisiones.
¡Ey mira, una mosca!
Distracción, sin mayor aspaviento. Los tiempos que vivimos son locos y acelerados. Exigen que estemos atentos a una miriada de cosas al mismo tiempo (maldito multitasking). Cuando tenemos este tipo de estrés no es raro que haya cosas que no desagraden y resulten aburridas. Claro, giramos la cabeza en busca de otro tipo de acción (si, lo de la mosca me pasa seguido). Por peculiaridades en su cerebro, este no puede enfocarse en una sola tarea a mano y requiere sobre estimularse para encontrar agrado. Si trabajamos con alguna persona muy distraída, necesitaremos aplicar estrategias para mantenerles interesadas. Bloques más cortos de tiempo, involucrar actividad y no ser tan pasivos. Crear un ambiente vibrante y efervescente puede ser la clave.
Información y desorden por olvido
Padecer de un déficit de memoria también propicia caos. Tener pérdida de memoria a corto plazo dificulta el trabajo de organizar. La pérdida de memoria de largo plazo también contribuye al desorden. En todo caso, la forma más simple de explicarlo es que la persona no recuerda dónde puso algo, si lo tiene, o si debería hacer algo para poner orden. Una estrategia que beneficia aquí es llevar un inventario de lo que se tiene y lo que se descarta. De esa manera la persona puede referirse a un documento claro y sencillo acerca de sus pertenencias o el fin de las mismas.
Dificultad para categorizar
Nuestro cerebro puede estar comprometido en sus funciones ejecutivas, ya sea por razones de neurodesarollo o por alguna lesión. Esto podría propiciar que la persona tenga inhabilidad para categorizar. Una persona con impedimentos puede no comprender cómo crear categorías. Debemos buscar métodos para que pueda relacionar categorías que le funcionen. A través de preguntas como qué parte del cuerpo se cubre con esta prenda, o cómo utilizas este objeto, o en qué momento del día requieres este artículo, la persona podrá relacionar dichas categorías de una manera que le funciona a ella. ¿Acaso no es el fin primordial de la actividad de las organizadoras profesionales el adaptare al individuo?
El cerebro, su neurodesarrollo, las lesiones, las funciones ejecutivas y otras circunstancias puedes propiciar fallas en el camino de los datos que van a nuestro cerebro. Creo que ahora estarás más consciente de que información y desorden pueden ser una pareja dispareja y explosiva.