Un tema particularmente delicado, es el asunto de dibujar una línea imaginaria que determine hasta dónde llega la obligación y profesionalismo al trabajo y dónde comienza la vida fuera de él. No es nada sencillo y depende en gran. Medida del tipo de labores que realizas, la jerarquía de ellas, el grado de confianza que te ha sido depositado, etc. Todo viene derivado del hecho de querer ser tomados en cuenta como pieza clave en el ajedrez laboral.

La importancia la adquirimos al paso del tiempo, al demostrar cualidades, al cumplir los objetivos. Puedo decir que es raro un contrato laboral que especifique claramente los límites de tiempo y espacio a los que está obligado el trabajador, sobre todo en aquellos denominados puestos de confianza, que se rigen por la carga mayor de responsabilidades. Esa falta de fronteras es lo que incita al empleador a tomar libertades sobre los tiempos del empleado, otras veces solo sucede sin mala fe producto de no tener la delimitación clara. Lo que si es un hecho, que de forma pasiva o activa, es el mismo empleado quién va consintiendo esa sobreposición de un tiempo laboral sobre su tiempo de descanso. ¿Qué se puede hacer para organizar los límites de lo laboral y lo personal?
Mide tu tiempo. Si vamos a hablar de tiempo laboral y personal, es obvio que debemos conocer su medida, de lo contrario cobrar consciencia de él resulta inútil. Estructura tus tiempos, tal vez no seas de agendas pero al menos debes saber que tanto eres capaz de lograr en una medida de tiempo determinado, con al menos un orden de tus horas podrás conocer que tan holgado o apretado es tu día en el trabajo.
Optimiza tu productividad. Partiendo de la estructura que des a tu tiempo, puedes encontrar fallas, huecos, tiempos muertos. Optimizando tales podrás comprimir las tareas sin dejar recovecos que sumados te causen la necesidad de cubrir horas extras. Optimizada la productividad te da un beneficio colateral, puedes apreciar hasta que punto la carga laboral que te imponen es realmente sensata; de acuerdo a estudios de productividad, si un empleado cubre horas extras es porque en muchos casos se le da más trabajo del que es naturalmente posible cumplir en un lapso de tiempo determinado.
Ármate de cordialidad. Al darte cuenta de que te dan más bocado del que puedes masticar, no te pongas molesto, no te amargues, solo respira hondo. Cordialmente habla con tu superior y explica por qué consideras que no es realista cubrir la cuota de trabajo en el marco de tiempo. Si tu problema es que te molestan con llamadas fuera de hora de oficina, comenta que para ser productivo debes contar con tu tiempo y que ese tiempo no puedes tomarlo prestado para asuntos que no sean familia, recreación o descanso. Nunca pierdas la cortesía ni hagas un zafarrancho pretendiendo que con ello te harás escuchar, solo comprometerás tu posición.
Di no a los cinco minutos más. Cortésmente declina quedarte cinco minutos más o hacer dos llamadas más, mientras no establezcas tu posición no puedes pretender que será tomada en cuenta. Yo solía trabajar de 9 a 21 horas diariamente porque mi patrón consideraba que había mucho trabajo, hablé con él y le dije ya no puedo seguir este ritmo y lo fui reduciendo gradualmente hasta dejar un horario realista. ¿Sabes que pasó? El mundo siguió su curso, seguí cumpliendo mis labores y el trabajo que es como el quehacer nunca se acaba, por eso lo debemos dosificar porque nosotros si nos acabamos. Ahora que en ocasiones debes ser flexible y permitir cierto movimiento pero dependerá de la importancia real (no aparente) de la situación particular.
Desconecta y conecta. Cruzando el umbral de la oficina, conéctate en modo laboral, cuando salgas a la calle cambia tu modo a personal. Si a casa llegas pensando en como resolver los problemas del trabajo y al trabajo llegas queriendo resolver los asuntos personales, tendrás una maraña de asuntos desfasados en tiempo y lugar, eventualmente tu mente sucumbirá y entrará en modo de terreno pantanoso, vivirás entrampado en el desorden mental.
Seguir un orden y no olvidar los modales, te ayuda a establecer y diferenciar tu tiempo personal del que es laboral. Recuerda que mantener esos balances evitan en lo futuro caer en situaciones no deseables, como enfermedad, rompimiento de relaciones, sentimientos de culpa por hacer a otros a un lado, insatisfacción aún con logros laborales. Tu vida no puede estar llena de solo trabajo, no importa que tanto beneficio económico te traiga, eventualmente en el camino de tu vida terminarás sacrificando cosas más importantes por algo que es meramente obligatorio, ganarse el pan con el sudor de la frente.