En organización como en cualquier otro ámbito, tener habilidades es vital. Pero no te creas, esas no vienen de paquete hay que aprenderlas.
Las habilidades de organización son importantes en la vida diaria, en la escuela, el trabajo y hasta para mantener un balance en la familia. No es raro que se piensen como un gen que se trae desde el nacimiento. La situación es que aunque hay cierta disposición a ello, estas habilidades se aprenden de diferentes maneras. Así que si te digo que carecer de estas habilidades es otro de los factores que contribuyen a la desorganización no te vas a sorprender. Si quieres saber más sobre estas entregas de artículos basados en las fichas técnicas del ICD® solo tienes que pulsar aquí. Pero veamos en cuestión de habilidades o carencia, qué te puedo platicar.
Aprendizaje escolar
A la escuela vamos a aprender conocimiento académico aunque en ocasiones dependiendo del programa escolar o la buena intención de los maestros, es posible recibir lecciones básicas de organización y gestión de actividades (malamente referidas a como administración del tiempo). Sin embargo, si no se cuenta con este acercamiento en ninguno de los grados escolares por los que pasa la persona, irá sufriendo las consecuencias de no tener un respaldo en este tipo de habilidades de organización. Ese resultado va a impactar en alguna medida a su vida cotidiana no solo en edades escolares sino por el resto de su existencia.
Ejemplo en casa
En casa se nos puede enseñar habilidades de organización. De hecho, en el seno familiar debería comenzar dicho aprendizaje, solo que no pocas veces, los progenitores no aprendieron este tipo de habilidades por lo que probablemente no las pasarán a los descendientes. En los casos que si se hayan aprendido, también suele pasar que no tienen la paciencia o el tiempo (o ambos) para permear esos conocimientos a los hijos. ¿Cuántas veces te pidió tu madre que arreglaras el cuarto o tendieras la cama pero nunca te enseñó? No es posible a tierna edad cumplir con las expectativas de los padres en cuanto al orden si no recibimos lecciones amorosas para ello.
Batir las cosas
Mover las cosas de un sitio a otro sin procesarlas, menos organizarlas, es una costumbre muy común. Puede ser por una actitud de evasión o por una de postergación. Al final de cuentas es una falta de habilidad el decidir qué hacer con las cosas en desorden y tener la asertividad para realizarlo en el momento. Evitar dejar cosas “por mientras” o decir “al ratito las guardo” es también una falta de habilidades de organización que puede ser contrarrestada al darse cuenta y atenderla.
Habilidades de organización en septiembre
Estamos empezando ciclo escolar así que viene bien el tiempo para que aprendas habilidades para poner fin al desorden. Si eres padre o madre de familia, hay que servir de modelo a tus hijos. Si eres maestra, considera algunos ejercicios que nutran esa necesidad. Y si eres adulto y quieres aprender, concreta una cita conmigo y lo charlamos.