Siempre que queremos organizar la casa nos proponemos un tiempo y espacio muy determinado para hacerlo, eso esta bien, funciona en algunos de los casos, pero hay ocasiones que el resultado es solo cansancio y poco avance, sin contar que nuestro fin de semana o día dedicado se fue como agua por la coladera. Si eres de esas personas o de aquellas que no tienen una clara habilidad para manejar sus tiempo apropiadamente, lo mejor que puedes hacer es llevar a cabo ciertos métodos rápidos que te harán conseguir la meta de un espacio más organizado.
Lugar para todo. La regla de oro es que determines un lugar para cada cosa, mientras todas tus posesiones, útiles y menjurjes no tengan un lugar destinado, llamémoslo base, no podrás meterlos en cintura, porque nunca sabrás si deben ir en la cocina, la recámara o el cuarto de lavado. Entonces empieza por asignar bases a cada cosa, sean individuales o colectivas para lo que deberás usar la simple lógica de dónde se usa dónde se guarda.
Manos llenas. Siempre andamos del tingo al tango por la casa, la mayoría de las veces con las manos abanicando el aire, desperdicias energía y segundos que pueden servirte para organizar sin sentirlo. Cada que salgas de una habitación mírala y ubica cosas que no pertenecen a ella, toma esas cosas, una, dos o las que sientas que puedes transportar con comodidad y llévalas a su base.
60 segundos. Es una regla sencilla que has de aplicar especialmente a los papeles, si en ese lapso de tiempo no puedes decidir si sirve o no sirve un papel o no puedes ubicar a dónde pertenece o dónde debe ser archivado, lo más seguro que ese documento sea solo basura. No quiero decir que tengas que correr como velocista para en 60 segundos ponerlo en su sitio, solo se trata de decidir su utilidad, puedes colocarlo en una caja poco profunda que tengas en la cocina o la oficina para después dedicarle unos minutos al día o la semana archivando el colectivo de papeles alojados ahí.
Al mínimo. La vida no trata de cuántas cosas acumulamos, la vida trata de cómo disfrutamos las cosas que tenemos y sobre todo a las personas que nos rodean. El minimalismo es una opción muy viable sobre todo hoy que la vida se pone económicamente más caótica con las caídas de mercados y aumento de los precios. Hay que poseer lo necesario no lo innecesario por mucho estatus que creamos que nos da. El beneficio directo es tener menos cosas que guardar, limpiar, organizar. Prueba cada que vayas de compras en razonar que tanto necesitas aquello que deseas adquirir. En casa razona que tanto usas lo que te rodea y si podrías vivir más placenteramente si tanto.
Limpiar superficies. No dejes la cocina, la mesa del comedor, el escritorio y el tocador, entre otros, atiborrado de todo aquello que usaste y no regresaste a su sitio. Hazte el hábito de limpiar las superficies cada día, cada que terminas de utilizar ese espacio, cada que sea necesario, así no sentirás que la casa está tirada con un mar de cosas bloqueando superficies de trabajo. No vale para nada solo abrir el cajón más cercano y aventar todo dentro, no porque no se ve quiere decir que esté organizado.
Simples métodos que te pueden ayudar a organizar y no sentirlo como un carga, empieza por emplear uno o dos, poco a poco muévete a aplicarlos todos y explorar por otros más que se adecuen a tu estilo de vida.