“Todos hemos tenido maestros de escuela y maestros de vida; algunos nos han enseñado en ambos campos. Cualquiera que haya sido su aporte, nuestro aplauso”
¿Cuántas personas en tu vida te han enseñado algo? Desde conocimientos académicos hasta conocimientos para aplicarse directamente en la vida, hemos tenido todos, la oportunidad de ser enseñados por varios maestros. En la escuela hubo maestros con quienes nos encariñamos, nos transmitieron sus conocimientos y nos prepararon para librar varias batallas a lo largo de nuestra preparación académica. En la vida, también hubo gente que nos enseñó valiosas lecciones, a veces nuestros padres, abuelos o tíos, nuestros vecinos, jefes de trabajo, entrenadores, Cada uno de ellos merece nuestra consideración y respeto.
Cada día hay que aprender algo nuevo
Una opinión que tengo es que un día que no aprendemos algo nuevo, es realmente un día desperdiciado, porque tuvimos la oportunidad de crecer y la dejamos pasar por alto. Incluso podemos pulir más ese concepto, agregando que debemos aprender algo nuevo o incluso reaprender algo que ya habíamos olvidado. Recuerda que muchas veces los buenos conocimientos por alguna razón dejamos de usarlos y nos olvidamos, por eso reaprenderlos sería como aprender algo nuevo, siempre que lo pongamos en uso en nuestra vida diaria. Las más de las veces el aprendizaje será un obsequio de uno de tantos maestros que tenemos en nuestra vida.
Ser alumnos y convertirnos en maestros
Recibimos tanta información, tanto que nos hace bien y forja nuestra mente en un laboratorio de pensamiento maravilloso, que debemos ser en primer instancia como esponjas. Hay que absorber ansiosos y con gratitud lo que nuestros maestros nos enseñan. Nos están nutriendo, nos están haciendo crecer. La responsabilidad que adquirimos con ese conocimiento, académico o práctico, es que debemos pasarlo como estafeta en carrera de relevos. En mi trabajo como arquitecto, he tenido la oportunidad de preparar a varios jóvenes arquitectos en los menesteres de un despacho de diseño arquitectónico. Quiero creer que todos ellos sacaron partido de lo que podía ofrecerles en su momento. Para mí, más que ser una obligación impuesta por el trabajo era una obligación moral, porque tuve una mentora maravillosa en la misma oficina y del modo que ella me enseñó, yo quise ser útil a otros. Ahora también tengo la oportunidad de pasar un poco de conocimiento de organización, pensando que al menos alguna persona se beneficia de lo que conozco; también concientizando sobre causas en las que creo.
[Tweet “Nuestra vida se enriquece con las enseñanzas recibidas. Nos toca el turno de transmitirlas también”]
Por eso, viendo lo que veo en mi persona, es que creo que los maestros vienen en tan diversas maneras a nuestras vidas que debemos agradecer su presencia, reconocer su labor y sobre todo celebrar y continuar su legado. Un legado digno de pasar de mano en mano, de boca en boca. Maestros de primaria y preescolar que sientan nuestras bases académicas; abuelos y padres que nos dan los conocimientos primordiales en la vida; maestros de oficios que nos enseñan a ganarnos el pan diario; educadores de causas sociales, que nos muestran lados menos pulidos de la vida cotidiana; incluso grandes pensadores muertos años atrás, que a través de su trabajo, siguen viviendo para enseñarnos valores. Los maestros son tan diferentes unos de otros, pero importantes todos como el conocimiento que transmiten.
Aunque sea el 15 de mayo, día de celebrar a los maestros, dentro del ámbito académico, quiero extender ese reconocimiento a todos los que de alguna manera, contribuyen a que el conocimiento no sea letra muerta o un simple libro olvidado acumulando polvo. Feliz Día del Maestro.