Marie Kondo es sin duda una de las tendencias actuales más fuertes. Redes sociales y medios de comunicación por igual, hablan del despertar de la felicidad.
Confieso que dudé tocar el tema. Marie Kondo y su método KonMari, parecen ser a estas alturas, más grandes que la Coca-Cola. La duda provenía de que fuera pertinente o no, subirme al tren mediático. Trataré de ser objetivo en el caso.
Del amor al odio
Cuando se habla de KonMari, se debe estar dispuesto a desatar toda clase de pasiones. Habrá personas enamoradas de su propuesta, habrá detractores que simplemente la odian. No es que odien a Marie Kondo, es más bien desconocimiento, además que detestan lo que representa el desorden que su método ataca. Puedo decirte que el desorden para mi representa el montón de decisiones postergadas, a veces, por años. La no-acción que nos lleva a amontonar pilas de ropa sucia y limpia por igual. Ese montón de libros que se duermen entre polvo y pececillos de plata. Esa dotación de alimentos expirados en la oscuridad de la alacena. Su método, como cualquier otro de organización representa enfrentar las razones del desorden para eliminarlo. Claro, podría abundar en las razones que nos llevan al descontrol de los espacios, pero no lo haré, al menos no por hoy. Quiero hacer énfasis de mis conclusiones después de ver la temporada completa de ¡A ordenar con Marie Kondo!, serie estelar de Netflix.
Me gusta de KonMari
Agradecer a la casa. No porque ponga la casa al nivel de importancia de sus habitantes, sino porque representa un espacio de abrigo y cobijo, de seguridad, de amor, de crecimiento, es nuestra guarida y nuestro remanso de paz. A ese simbolismo es a lo que se le agradece.
Honrar las cosas. William Morris (no Kondo) en el S.XIX, fue quien por primera vez enunciara, “No tengas nada en casa que no sepan que va a ser útil o crean que es bonito”. El honrar las cosas es una manera de demostrar que tienen una razón para estar en nuestros espacios. Aclaro, no es elevar la importancia de las cosas, es reconocer que nos resultan útiles, por eso hay que cuidarlas aplicando métodos de organización para preservarlas.
Dejar ir con gratitud. En concordancia con la gratitud de la casa, está la importancia de ser agradecido con aquello que ya no forma parte de nuestro proyecto de vida. Soltar un objeto implica no aferrarse al pasado, ya sea un sentimiento, una actividad o incluso una relación personal. Una manera de ser agradecido con las cosas, es propiciar un segundo uso, donando, regalando, reciclando.
No aplicaría de KonMari
Rigidez secuencial. Sus 5 categorías deben, acorde a su método, aplicarse en una secuencia definida, ropa, libros, papeles, komono (misceláneos), objetos sentimentales. Cada uno de mis clientes son especiales, ejecuto una secuencia distinta para cada uno, porque no todos tienen problemas en todas las áreas de su casa. No soy partidario de aplicar el mismo guión a todos los casos.
Técnica de catarsis. Apilar todas las prendas en un solo lugar, de tal suerte que la persona se percate del volumen de cosas que tiene, es una técnica catártica. Si bien a muchos les puede ayudar darse cuenta de ello, a otros puede elevarles los niveles de ansiedad de manera que puede provocar una crisis. Creo en la política de no hacer daño, si no estoy seguro que un cliente puede manejar una situación de ese tipo, no puedo exponerme a dañarle.
Optimismo desbordado. Soy empático con la situación de los clientes, sin embargo no puedo ser optimista in-extremis, tratar de fingir evitaría el rapport que genero con mi cliente. A Marie Kondo le funciona porque es su esencia.
Concluyendo, Konmari es una de las tantas metodologías existentes, como la de Julie Morgenstern, Elizabeth Hagen o Barbara Hemphill, bueno, hasta yo tengo mi propio método. Lo más importante es que la metodología sea la apropiada para el cliente, porque para gustos se hicieron colores, para desórdenes métodos.