Sin lugar a dudas es el compromiso más importante que podemos hacer, si no estamos en paz con nosotros mismos no podremos encontrar paz para con los demás. Quien quiere aparentar amor, compasión, respeto por los demás sin sentirlo por sí mismo, no solo engaña a los demás, busca engañarse con fantasías para no afrontar sus propios temores, sus propias frustraciones, sus propios odios.

Esta carencia de paz interior, nos lleva a reflejar conductas que aunque no son tan obvias, son autodestructivas; tales como el aislamiento, la depresión, la poca valoración de la estima, miedos. Estos comportamientos pueden conducir a situaciones muy nocivas que se vuelven más complicadas de tratar, vicios tales como la dependencia a sustancias, los desórdenes alimenticios, desórdenes psicológicos, rencores y odios.

Una época como esta nos debe motivar a hacer cambios profundos en nuestro comportamiento, en nuestra forma de ver la vida y sus problemas. Debemos ayudarnos o buscar ayuda, reconociendo que la necesitamos, no es vergonzoso, puede ser doloroso en todo caso, pero es necesaria una dosis de dolor para ponernos en el camino de la sanación.

Dejemos de engañarnos con dilaciones en la atención de nuestros problemas, si pretendemos tener una vida balanceada, sobre todo en el aspecto emocional, llegaremos a un punto en el que no reconozcamos la realidad de la fantasía haciendo el retorno más difícil. Sin balance toda orquestación por parecer sanos, emocionalmente hablando, termina quebrantándose y quebrantando nuestro espíritu, el gran peligro de esto, es que no podemos controlar el momento ni la severidad con que ocurra.

Compromiso con el bienestar, compromiso con el amor propio, con la autoestima, con el presente; lo pasado está escrito en piedra y solo sirve para no repetir los errores, el futuro es hipotético, nuestro presente es lo único tangible, el aquí y el ahora, verás que miras la vida con un nuevo cristal.