¿En este momento te encuentras pagando los regalos de navidad de la navidad pasada, o antepasada? Y supongo estarás a punto de comprar los de esta cuyos pagos sobrepondrás a los que haces actualmente. Es demasiado común, más de lo que debiera ser, que en esta temporada navideña nos dejamos llevar por la belleza de los aparadores, por el aroma del papel de envoltura, tan brillante, tan colorido, tan atractivo; lo que nos conduce a comprar. El problema es que muchas de las veces terminamos comprando más de lo que podemos pagar, cayendo en una rueda de hámster que gira y gira pero no llega a ningún lado, solo nos deja agotados.

Comprometerte a no gastar más de lo que puedes pagar, es tan sencillo como poner los pies en la tierra y ser consciente de tu realidad. No dije que era fácil, dije que era tan sencillo como, y ese cómo es más bien difícil de conseguir. Es importante dejarse llevar por las fechas, lo que no es importante es dejarse llevar por el mercantilismo que impera. No importa que tanto ganes, que tango tienes para gastar, importa que el balance entre lo que tienes y lo que compras sea un balance sano, para no sufrir eternamente, o al menos por meses que parecen una eternidad el pago de cosas que dejan de ser novedad, que dejan de ser útiles o simplemente que ya se fueron al carretón de la basura porque dieron lo que tenían que dar.

Marca siempre tu plan de acción, determina cuanto puedes gastar, en que quieres hacerlo y analiza la compra, el lugar de venta y las condiciones. Todo ello te debe conformar una idea muy clara de la validez de comprar cierto producto bajo ciertas condiciones. De ser posible y mientras tu tiempo lo permita no compres en el primer intento, eso te ayuda a ver las cosas desde otros ojos y te hace flaquear o te reafirma la necesidad de la compra.

En donde es más difícil abstenerse o detenerse, es con los juguetes de los niños, porque tratas de darles mucho más cada vez, porque quieres que tengan lo que te faltó a ti. Por lo regular no es la mejor opción, no se trata de cumplir caprichos, se trata de regalarles algo que van a disfrutar y que van a atesorar. La calidad es importante aquí, mejor compra un juguete de calidad que pueda durarles al menos un año a juguetes que no llegarán ni al día de Reyes. La mayoría de las ocasiones cuando damos regalos a los menores a manos llenas, asumen que es algo que debe ser siempre, que no lo valoran igual, que se convierte más una obligación de los padres y no una recompensa a sus notas, a su comportamiento,a su maduración infantil. Más regalos no hacen niños más contentos solo hacen niños más materialistas, pues valoran más a la cosa que a la persona, a la cantidad que a la calidad.

Piensa entonces que disfrazar con cosas una navidad para que sea “divertida y feliz” puede llevarte a tener 365 días o más de “depresión y hastío” por eso gasta lo que puedas pagar.