En teoría el organizador debe ser organizado, pero esto puede no ser del todo cierto algunas ocasiones ¿Hay organizadores que dejan las cosas para después?
El título de la publicación de hoy se me vino a la mente porque he estado leyendo varios libros de sobre organización y blogs. Algunas de las autoras (en su mayoría son mujeres) mencionaban aspectos de su vida diaria con los que batallaban. Desde tener un desayuno nutritivo listo antes de que suene la campana, hasta cosas que postergan sin razón aparente para después retomarlas en un esfuerzo por poner en orden la lista de pendientes. Todos somos humanos y todos dejamos cosas para después también. El ser organizador profesional, nos viene de una estructuración de nuestro pensamiento y manera de actuar pero también tenemos retos que debemos enfrentar porque nadie es experto en todo. Cada persona tiene fortalezas y aspectos débiles que debe mejorar o al menos, no dejar que tomen el control del barco. No piensen que ser organizadores nos exenta de ser a veces desorganizados.
[Tweet “”Nadie Es Perfecto Ni Completamente Organizado, También Los Organizadores Profesionales Tienen Problemas””]
La magia de la organización está sembrada en el entendimiento que hay personas que nacen organizadas, mientras otras, simplemente aprenden sistemas de organización. Habrá quienes tengan una vida en extremo ordenada, quizá rayando en la obsesión y lo compulsivo. Hay quienes por el contrario, lo que buscan y aplican son sistemas que sean lo suficientemente buenos para hacer la vida simple; sin llegar a codificar todo por color, etiquetar cada espacio, cajón o gancho de ropa.
¿Por Qué Postergamos?
Sin querer ahondar ni dar una respuesta muy técnica, puedo decirte que, así como te puede gustar la zanahoria por encima de la papa en cuestión de comidas, o el helado de vainilla en lugar del chocolate (sí, hay gente que no come chocolate); hay actividades o tareas que nos parecen más atractivas y otras más tediosas. Simplemente es una cuestión de gusto, de agrado y por tanto la colocamos con más importancia que otras. Al hacer esto, resulta que lo tedioso no es registrado por nuestra mente, o cuando lo registramos lo rechazamos porque nos resulta una carga odiosa. Recuerdo que yo odiaba los lunes hasta que los vi como un día más de la semana.
¿Qué Hacer Para Evitarlo?
Anota tu lista de tareas de ser posible desde el día anterior para que no olvides hacerlo. Si son cosas que conoces con mucha antelación, recuerda usar tu calendario o agenda para irlo programando. Al programar las cosas previamente, le podemos destinar el tiempo adecuado. Pero ante todo siempre recuerda anotar los pendientes en papel o integrarlo al dispositivo electrónico que uses, eso libera espacio en tu cerebro para estás menos estresado, además que al anotarlo tenemos un refuerzo mental para saber que hay cosas por hacer.
Identifica si el olvido o la dilación en hacer la tarea, se debe a que no te agrada. Si es algo que de plano no te agrada hacer, vincúlalo a una actividad que pueda hacerse al unísono y que disfrutes. Digamos que no te gusta doblar la ropa limpia, coordina la actividad con música que te agrade.
Optimiza los tiempos que te lleva hacer las cosas. Digamos que se trata del desayuno y nunca tienes tiempo. Bueno piensa en qué tipo de desayuno saludable puedes hacer de manera práctica y rápida para, ahora que se usa tanto hacer batidos, es más rápido que tener que cocinar huevos revueltos. No recomiendo soluciones instantáneas pues no son tan saludables como nos hacen creer.
Pensando un poco qué tipo de tareas postergamos y la razón de ello, podemos llegar a un punto de equilibrio porque al final de cuentas la vida se trata de balance, no de ser perfecta. Y si tienes problemas para organizarte, recuerda, siempre puedes buscarme y agendar una cita.