Te sorprenderás por el término que empleo para esta entrega. Revistear, ¿A qué me refiero exactamente? Todos en algún momento y para diversos propósitos hemos revisteado. Desde buscar una idea para el vestido de graduación, las recetas y menús para esa cena importante con los amigos, la remodelación del baño y por supuesto la organización del clóset. Revistear es el acto de correr al puesto de revistas a comprar o solo leer si eres de los que va a Sanborns, alguna o varias revistas que nos inspiren a la tarea que tenemos en mano. Siempre encontramos esas páginas lustrosas con imágenes muy sugerentes de lo que por el momento se ha convertido en el objeto de nuestro deseo. Formulamos imágenes en nuestra mente a partir de imágenes que captamos con los ojos a través del constante hojeo de esas hojas. Llegado el momento que por fin capturamos todos los ideales, maquinamos nuestras ilusiones y empezamos a forjarlas. Ahí es donde sobreviene la catástrofe.

Puedo asegurar sin temor a equivocarme que por lo menos dos veces si no es que muchas más, la ilusión preciada que tenemos en nuestra cabeza no logra ser descifrada por las manos o los medios económicos y terminamos con un proyecto a medias o con un estándar de calidad que no puede ser comparado con el que provino de la fuente original. Si tenemos la revista en manos miramos su contenido y luego la realidad y vemos un universo colapsado donde nuestras expectativas se cayeron al suelo convirtiéndose en añicos. La razón es que pretendemos copiarnos de una fantasía.

No podemos ser tan ingenuos para creer que una revista o incluso un sitio de internet que recibe dividendos por lo que promueve, no va a tener a todo un equipo de especialistas detrás para hacer que esa simple toma luzca como vulgar e irónicamente decimos, “de revista”. No son casualidades que la iluminación, el acomodo y si existe modelo sean de una perfección inigualable. No es de extrañar pues que si queremos alcanzar esos niveles de perfección en nuestros proyectos deberíamos invertir el tiempo y dinero en la misma medida que se hicieron para el estudio fotográfico. Las revistas al final de cuentas son medios publicitarios, sea que vendan un detergente en una página que claramente grita anuncio, o en las páginas de un artículo que tienen la finalidad no solo de mostrar tendencias sino de crear deseos en las personas para adquirir productos, servicios o estilos de vida.

Antes que ponerte a revistear para hacer tu proyecto de reorganizar tu armario debes meterte bien clara esta idea en tu cerebro “Lo que voy a apreciar de una foto es un indicio de creatividad pero no una escala para medir mis resultados” no puedes medirte con esa vara tan alta, no porque no puedas tener la excelencia igualada, más bien porque de seguro poco has pensado en destinar tremenda cantidad de recursos y tempo a un proyecto personal. Tus resultados son aquellos que te funcionen a ti por lo que tu escala será aquella que te permita alcanzar un objetivo realista conforme a tus circunstancias. No te decepciones si tu clóset no se parece al que publicó la revista de Martha Stewart el mes pasado, recuerda que ella tiene un equipo de decenas de personas que trabajan detrás de una simple foto, tu solo tienes tu enorme creatividad y las ganas resueltas de mejorar tu vida. Tus logros podrán no ser objeto del deseo ajeno pero sin duda serán orgullo de tu tenacidad y espíritu de crecimiento para lograr una mejor calidad de vida. Recuerda los logros son algo personal e íntimo, dejemos de lado esa idea materialista de que debemos ser medidos todos con la misma vara para que se nos considere exitosos.