Primum Non Nocere (Primero No Hacer Daño) regla de oro de profesionales de la salud y bienestar. Como organizador profesional yo la aplico.
No hacer daño al organizar es una máxima en lo que hago. En mis clases y varias veces en mis publicaciones, hago referencia a una regla importantísima. Esta la debemos seguir cuando damos servicios de organización de espacios con clientes. Estamos ahí para ayudar, sin embargo, debemos entender hasta que grado podríamos crear el efecto opuesto si trabajamos en condiciones no favorables. La preparación es clave para entender mucho mejor algunas condiciones de las que también he hablado. Se trata de hacernos de herramientas que nos ayuden a ayudar.
¿Qué daño podría causar?
Una cosa es querer ayudar y otra muy distinta saber hacerlo. El hecho de dedicarnos a organizar espacios es una característica clara de que nos interesa ayudar a otros a mejorar su calidad de vida. Ponemos nuestras habilidades y conocimiento para lograrlo. Sin embargo, cuando existen condiciones concurrentes en la persona que de forma directa o indirecta afectan su relación con el desorden, debemos andar con cautela. Conocer de antemano datos que nos permitan entender lo que pasa en la mente de nuestros clientes es importante. Si no lo hacemos, podríamos caer en una situación delicada y dañina. Para ayudar hay que saber cómo hacerlo y no solo se refiere a saber doblar las prendas o comprar contenedores.
Primero No Hacer Daño
Entrar en un entorno de desorganización crónica es comprender que generalmente viene acompañada con factores que propician el desorden, ya sea desde un aspecto mental o neurológico. Es por ello por lo que la preparación en temas de salud mental, física y emocional son herramientas valiosas para poder lograr que un proyecto de organización tenga un buen resultado. Recuerda que al final de cuentas el desorden de las cosas son el reflejo de una falta de orden en nuestros pensamientos. Por eso privilegiar el principio de no hacer daño es vital. A veces queremos hacer un bien y por falta de herramientas terminamos haciendo un mal.
Empatía llave para no dañar
Si bien trabajamos con los espacios y las cosas, sean excesivas o no, nuestro verdadero apoyo lo damos a otro ser humano. Eso es algo que tenemos claro como profesionales de la organización y el orden. Si no solo nos enfocamos en sistemas hermosos y depuraciones para tener menos cosas, estaremos haciendo el trabajo a medias. La persona que nos procura es aquella que requiere una atención integral, para ello usamos la empatía. Empatizando con nuestros clientes quiere decir, entender qué yace detrás del desorden. Puede ser la falta de un sistema adecuado, algo que se resuelve con cierta facilidad. Pero también puede ser algo que procede de no tener claro cómo categorizar, cómo fragmentar las tareas grandes en otras más pequeñas y manejables. Incluso puede ser la carencia de habilidades por no haber aprendido o porque las técnicas convencionales no son adecuadas y se requiere un acercamiento fuera de norma para un problema específico.
Concertar una cita con un organizador profesional capacitado es la diferencia entre lograr un espacio que pueda ser lindo y uno que además sea funcional y a tu medida. Si tu problema es la desorganización yo te ayudo con las herramientas para lograr buenos resultados.