“Organízate, no es difícil, menos cuando tienes amigos, conocidos y extraños para poder hacerlo. ¿Esto te causa intriga? Sigue leyendo y te sorprenderás”
Tal vez te estas rascando la cabeza, asintiendo que con amigos puedes organizarte pero ¿Conocido o incluso extraños? ¿Cómo podrías ser capaz de convencerles? Aunque yo conozco a una persona que tiene una habilidad extraña para convencer extraños de que vayan a comprarle cigarros a la tienda cercada o subir a mover pesados muebles en su departamento; no hablo de ese tipo de extraños. Más puntualmente no estoy hablando de personas. Sí, claro los amigos pueden venir a ayudarnos a la organización, pero de lo que hablo es de un popular método para desabarrotar introducido por Judith Kolberg, tratando tus pertenencias como amigos, conocidos y extraños. Para Kolberg, tratándose de pertenencias es mucho más sencillo que la gente organice, basándose en el tipo de relación que guarda con los objetos. Para ello los divide en amigos, conocidos y extraños.
Amigos
Son nuestras cosas favoritas, las cosas que realmente amamos, las que nos conectan a nuestros seres queridos. Del mismo modo que los amigos de carne y hueso, los objetos “amigos” son aquellos que tienen un propósito en nuestra vida, por eso mismo debemos honrarlos, mostrarlos y asignarles un lugar preponderante y digno en nuestro espacio. Basta de meterlos en cajas arrumbadas allá donde no nos acordamos de ellos, u ocultos detrás de otras cosas que podrían ser menos apreciadas. Sus principales características son que nos hacen sentir bien y que además encajan en nuestra visión de vida y hacia donde nos movemos.
Conocidos
Kolberg menciona que aquí caen todas las decisiones difíciles sobre conservar o no un objeto. Pasa lo mismo con los conocidos humanos, pues muchos los sentimos distantes y si nada que nos vincule, aunque otros pueden llegar a tener una significancia si conseguimos conocerles mejor. Los objetos que se comportan como “conocidos” son los que nos hacen sentir inseguros a la hora de decidir si los conservamos o los dejamos partir de nuestra vida. Ella misma hace la anotación que prefiere, a la hora de ayudar a alguien a organizarse, saltar esta categoría pues generalmente hace perder tiempo, mismo que podemos emplear en atajar la primer categoría o la siguiente. Conforme avance tu organización podrás entonces dedicar algo de tiempo a ellos.
Extraños
¿Cuántos de nosotros hemos dado un roperazo? Para los que no estén familiarizados con el término, es cuando regalamos a alguien, algo que nos ha dado otra persona pero que no nos agrada, que no nos sirve o que simplemente encontramos más estorbo que motivo de gozo. Bueno estos son los extraños; objetos que ocupan espacio pero no tienen un fin, mismos que podemos donar, vender o pasar de manos a alguien que si lo necesite, no vaya a ser que esa persona también lo encuentre “extraño”.
Hazel Thornton agrega un par de categorías a las mencionadas por Judith Kolberg. Para ella además se tienen los invitados y los enemigos. Aunque creo que sabes a que se refiere lo vamos a ver claramente.
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Invitados
Un invitado es algo que si bien, en un momento determinado, se llevó a casa, se disfrutó con ello, tenía una utilidad, es momento de que deje el hogar, porque ya no llena esa necesidad, es decir, en el presente ya no tiene ningún significado ni utilidad. Ella menciona libros viejos, pasatiempos que ya no practicamos, pero pueden ser hasta prendas, ropa de cama, objetos decorativos, etc. También cosas viejas, gastadas o dañadas.
Enemigos
Thornton menciona que son aquellas cosas que pudieron servirnos a un propósito pero que ante nuestras circunstancias actuales, pueden ser dañinas emocionalmente, pues nos recuerdan situaciones no gratas por las que ya pasamos y no queremos volver a ellas.
Entonces, busca tus amigos, conocidos y extraños y organízate. Claro también deshazte de esos enemigos y encamina a la puerta a los invitados para que no extiendan su estancia por más tiempo.
