Pedir a otra persona por ayuda suena sencillo, pero aunque sea una necesidad imperiosa, para muchos nos puede resultar penoso, difícil y sobre todo una situación de último recurso.
El mundo moderno nos ha inculcado el valor de la independencia, de la autosuficiencia, de la fortaleza. Todas son muy buenas cualidades pero se deben aplicar con la humildad necesaria para que realmente sean virtudes y no caigan en la categoría de vicios. La falta de humildad y sobre todo una educación en casa de no mostrar debilidad o tener falta de carácter, puede hacer de la necesidad un verdadero infierno en situaciones importantes. No me refiero a que lo que nos han inculcado esté mal, pero si puede ser un obstáculo para poder resolver situaciones para las que no estamos preparados.
¿Cuántas Áreas De Nuestra Vida Pueden Comprometerse Por La Falta de Ayuda?
La vida es una combinación de momentos buenos y momentos malos. Entre estos últimos los hay de estrechez financiera, de salud y malas rachas emocionales. Claro la organización de nuestra casa y espacios también pueden ser parte de esas áreas de vida que se salen de control, provocando con esto desorganizaciones severas incluso. Lo mismo va para los compromisos que debemos cumplir, fechas límite para trabajos por realizar. Todas y cada una de estas áreas, puede verse comprometida, es por ello que resulta tan importante saber hasta qué punto nuestra independencia y autosuficiencia pueden actuar, y hasta dónde la situación nos sobrepasa y requerimos dejar la soberbia de lado y pedir por ayuda.
Acepta Tus Límites Y Capacidades
Mentirnos a nosotros mismos sobre nuestras capacidades y límites, es una manera disfrazada de soberbia. Entiendo que la palabra resulte fuerte y áspera, vamos, hasta es considerada un pecado en muchas religiones, pero quiero que quede claro el daño que puede provocarnos. Saber de qué somos capaces y de qué no, nos pone en una posición estratégica. Aceptar que no podemos hacerlo todo o que bajo ciertas circunstancias, nos falta la pericia para subsanar nuestra situación, lejos de convertirnos en un blanco débil y asequible, hace que tomemos conciencia de la necesidad de buscar ayuda. Una ayuda que nos permita levantarnos mientras estamos tirados, es más que nada verlo como una mano que nos ayuda momentáneamente y no una muleta sobre la que debemos apoyarnos de por vida.
[Tweet “Pedir Ayuda No Es Síntoma De Debilidad Sino De La Fortaleza De Reconocer Que No Podemos Hacerlo Todo”]
Solo Pide La Ayuda
Hay un dicho que reza que al que no habla, dios no lo oye. Bueno con la ayuda es lo mismo. Cada que sientas necesidad de ser apoyado en cualquier aspecto de tu vida que de pronto se ha tornado sombrío, que te resulta difícil afrontar, busca por ayuda. Un amigo, un familiar, un profesional, hasta un extraño pueden ayudar dependiendo de las circunstancias en las que te encuentres. Claro que puede haber negativas y no debes tomarlas a pecho; considera que para que alguien te ayude, es necesario que se cumplan dos condiciones, querer y poder. A veces se quiere y no se puede, a veces se puede y no se quiere, pero cuando ambas condiciones se cumplen, obran maravillas. Es mejor pedir ayudar y que te rechacen y sin embargo seguir buscando quién te ayude a quedarse de brazos cruzados, hundiéndote en tu desesperación.
Si necesitas ayuda para terminar un trabajo, busca alguien que te brinde sus conocimientos. Si es para sobrellevar un duelo o problema emocional, recurre a un profesional del área. Si tu problema es acerca de tener una casa desorganizada, búscame yo puedo ayudarte. La ventaja de la ayuda en todas sus modalidades y campos de vida es que nos permite tener no solo un par de manos extras, también un par de ojos adicionales que nos muestran el otro lado de las situaciones negativas. Si miramos que todo momento malo se puede utilizar para impulsarnos a tener uno bueno, nos movilizaremos más ávidos a tener felicidad y paz.