“Desorganizado es como muchos perciben su espacio. La percepción juega una treta, tal vez no sean desorganizados sino que falta aplicar un sistema fiable”
Un cliente durante entrevista de evaluación y tras haber visto sus espacios me ha dicho; “como puedes ver soy muy desorganizado” La realidad distaba algo de la aseveración. Nuestra percepción y la de otros siempre juega un papel importante en la manera como nos vemos y a nuestro “desastre”. Entrecomillo desastre porque la percepción que una persona tiene para con su propio espacio, resulta que es muy diferente y más veces, diametralmente opuesta para otra. Solemos ser muy duros con nosotros mismos, eso sucede en muchos ámbitos de la vida y claro en aquello que hemos logrado estamos pendientes de lograr.
Voy a poner un típico ejemplo; mismo al que se han dedicado estudios científicos y ejercicios de diversas fuentes para demostrarlo.
Percepción.
Soy una ballena, parezco globo de Cantoya, estoy hecho un cerdo.
Realidad
Tengo obesidad. Peso 90 kilos. Estoy excediendo mi peso ideal por 25 kilos.
La realidad se contrasta duramente contra la percepción. Tal vez el ejemplo es muy corrosivo, pero la misma persona se mira distorsionada en el espejo, que en honor a la justicia, refleja una realidad pero el cerebro la percibe de otra manera. En pocas palabras, queremos fustigarnos aumentando nuestros defectos, errores o realidades. Mientras nos bombardeamos con negatividad no podemos ver las posibilidades. En este caso, aceptando la realidad podremos tomar acción para eliminar el exceso de peso.
[Tweet “En Organización Solemos Distorsionar El Espejo De La Realidad “]
Volviendo al cliente. Era verdad que sus espacios no eran los mejores en organización. Al mismo tiempo era una mentira que fuera desorganizado. Lo que sucedía debajo de toda esa negatividad autoimpuesta, era que tenía implementadas acciones organizativas pero ninguna de estas estaba interconectada en un sistema efectivo. Eran piezas sueltas a las que les faltaba un hilo conductor, es decir, otras acciones encaminadas a conectar todo el rompecabezas, develando la imagen completa.
No era un sujeto sin habilidades de organización. Si era a primera vista desorganizado, al menos al ojo no entrenado. Al mirar ciertas señales y ciertos parámetros, se evidenciaba no la desorganización, solo la falta del sistema que permitiera que los pequeños esfuerzos aquí y allá, cobraran una forma definida y por tanto llevadera.
No es extraño encontrarse personas que se miran al espejo deformes, cuando a la vista de otro, son hermosas en su propia esencia. Mirarse con ojo negativo hace que todo esfuerzo encaminado a florecer, se vea marchito, porque regamos con agua sucia. Si regamos nuestra maceta con agua limpia y fresca, llena de optimismo podemos florecer. Y no es que se trate de que el optimismo empañe el espejo y creamos en una realidad tan inexistente como la del negativismo, se trata de ser realista y hacer lo más con los recursos en mano. Sentirte desorganizado puede ser en realidad una señal de que te hace falta un par de ojos que miren por ti. Que esos ojos de inmediato detecten que dentro de tu aparente falta de organización, existen las acciones meritorias para vivir una vida mejor, ayudándote a encontrar y establecer el sistema que conecte esas acciones. Una vez hecho esto, podrás mantener el orden y utilizar el tiempo y el espacio para lo que realmente importa, florecer.
Así que si necesitas de ayudar, aquí estoy para ofrecerla. Juntos podemos encontrar el mejor abono para que pases de desorganizado a organizado.