Una pregunta muy común, no solamente a la hora de organizar, prácticamente en cualquier ámbito en el que requerimos mostrar nuestras habilidades de manejo del tiempo y de productividad ¿Por dónde empezar? Eso nos orilla a la pregunta que da título a la entrega de hoy ¿Por qué no puedo empezar a organizar? Ahí empieza nuestro calvario, no sabemos qué hacer, imaginamos un montón de panoramas oscuros en nuestra cabeza, nos desesperamos, a veces hasta gritamos. Esto no es otra cosa que la sensación de sobrecogimiento, nos vemos superados por la tarea que tenemos frente a nosotros. Seguido entramos en un estado de negación o al menos de inamovilidad porque no poder humano que nos mueva de donde estamos.

Organizar nuestros quehaceres, la casa, el cúmulo de trabajo que tenemos por hacer sea la cantidad que sea, si bien nos abruma en muchas ocasiones, lo que realmente nos abruma más que lo que hacemos en lo que no hacemos. Si, en efecto todo lo que tenemos que hacer lo sabemos pero nos apuramos más por todos los detalles de cómo, cuándo, cuánto hacer más que en el hacer propiamente. Llegamos a un hartazgo mental y de ahí pasamos a nuestra crisis emocional de no poder hacer nada porque no avanzamos. Claro que no avanzamos, solo fuimos y venimos de principio a fin sobre la montaña de quehaceres pero fue de manera mental, aunque la mente sirve para resolver en anticipado muchas situaciones nunca va a sustituir a la acción.

Yo toda la vida había sido una persona que me angustiaba porque tenía que hacer algo o decidir algo, y antes de hacerlo repetía una y otra vez los pasos a seguir en mi cabeza y trataba en ella de anticipar situaciones positivas y negativas para al final de todo ese ejercicio mental terminar agotado y más angustiado porque me invadían los miedos. Pasaba mucho tiempo pensando en el hubiera en lugar de actuando en el presente. Ya me invito a no hacerlo, primero tiro la piedra y después veo si le di al sapo en lugar de al revés.

Entonces, retomando ¿Por dónde empezar? Lo importante no es el dónde es el empezar. Qué más da por dónde empezar lo que interesa es la acción, por pequeña que sea te pondrá en movimiento y si a ese movimiento pequeñito le sumas un poco de emoción, un poco de impulso harás todo se mueva más y más, eventualmente terminarás una tarea en menos tiempo y con menos frustraciones que haberla solo imaginado. Emplea esta táctica siempre, pero especialmente cada que tengas trabajo acumulado en cantidades que tu sientas que son excesivas, no pienses más en su tamaño piensa en solo poner manos a la obra, lo demás lo puedes ir resolviendo sobre la marcha. Dejo una frase de Carl Jung.

Aquello a lo que te resistes, persiste.