Ralentizar, palabra en boca de todos. La crisis sanitaria actual, cierta para unos, conspiración para otros y ninguneada a veces trae esta idea a la mente.
Abrí la Caja de Pandora con mi primer párrafo. Aún así no entraré en más controversia, solo te pido que te cuides, que cuides de los tuyos y con eso cuides a los demás. Es simple, sin meternos en los orígenes del virus ni las razones que lo trajeron, es mejor prevenir que lamentar.
¿Qué es ralentizar?
Es el hecho de hacer que todo vaya más lento. No importa si se trata de ralentizar la tasa de contagios para propiciar un mejor manejo de la epidemia, o si es acerca de la velocidad a la que queremos hacer todo durante la cuarentena. ¡Ralentiza! No todo tienen que ser productividad, no todo tienen que ser como era antes, no todo es urgente. Mi querida Claudia Magaña me comentó de esta palabra para hacer una publicación y se lo agradezco. Ella siempre está ahí para mi. No solo es organizadora profesional de espacios, también tiene su trabajo en una Tequilera, es mamá y esposa, mi mano derecha, y su mundo como el de todos de repente cambió y fue otro. Esto nos ha parado en seco y debemos valorar qué importa y qué no. Haciendo cambios, siendo el más importante quizá el de tomar las cosas con calma y hacerlas al ritmo que podamos.
Date permiso
Leía el boletín del diario El País esta mañana con una declaración que por supuesto me atrapó. No hay que hacer más, ni mejores, ni productivos, hay que llevar un ritmo lento y permitirnos hacer las cosas de otra manera o no hacerlas por completo. Es más, decidí incluso darme permiso de que esta aportación sea corta, congruente con darme permiso ahora que sucede que algunos temas pendientes me agobian. Hasta la próxima entonces.
Y, por cierto, la remadora que había comprado para bajar los muchos kilos de más que tengo (y he ganado) sigue ahí, esperándome. Mi problema con ella ahora es que su altura es muy poca y no puedo colgar mi toalla húmeda.